La oposición fracturada y vencida, repetidamente, en las contiendas políticas, y la prensa ‘independiente’ con sus articulistas, desubicada de la realidad, en el tratamiento de trillados temas, no encontrando escenario apropiado para el despliegue de sus arremetidas contra el proceso de la Revolución Ciudadana y su líder Rafael Correa Delgado, se enredan en su círculo vicioso, como estrategia, para involucrarse en la lid, cuando ya se vislumbran los preliminares de la proyectada contienda cívica de 2017.
Ya no funciona la soterrada campaña de culpar al régimen del Buen Vivir, del supuesto crecimiento delictivo. El escándalo periodístico sobre sucesos sangrientos se silenció con los eficientes operativos policiales que han dado excelentes resultados, aunque se entiende que la delincuencia o azote social es consecuencia, principalmente, de la carcomida estructura socioeconómica y que la erradicación de ese mal es tarea de todos.
Todavía ciertos perturbados columnistas insisten en que la libertad de expresión sigue siendo agredida por este Gobierno, aunque, contradictoriamente, hablan y escriben lo que les da la gana. Recientemente, con disimulo, uno de los analistas grita que no está ni con el uno ni con el otro, sino con quienes merecen vivir en un país donde se garantice la libre expresión y la libertad en todas sus manifestaciones. Ahora vociferan menos por temor a la vigente Ley de Medios; miden sus palabras que podrían generar enjuiciamiento por calumnia o injuria. De vez en cuando, algún comentarista reactiva el tema, aunque ya nadie les cree; sí, el público ha comprendido y comprobado que en el gobierno de la Revolución Ciudadana rige y se garantiza la libertad para expresarse y de acción, pero no, para ofender, enriquecerse, robar o matar.
Incansable en sus agresiones al gobierno socialista siglo XXI, con disimulo, un articulista dominical considera al Ejecutivo como ser extraño, que domina y dirige la Asamblea, la justicia, la Contraloría, la Fiscalía y la fuerza pública; conoce, pero silencia, que en el régimen del Buen Vivir rigen las 5 funciones del Estado, se permiten las actividades de los partidos, no hay perseguidos políticos ni medios clausurados y que el presidente de la República, Rafael Correa Delgado, nos representa por la voluntad popular, convertido hoy en garante para continuar el proyecto de la Revolución Ciudadana, siempre con el respaldo popular dentro del proceso de elección libre, sustento de la democracia.
Como no surten efectos positivos, los plantones, las trifulcas callejeras y los calificativos contra el Primer Mandatario, la oposición y la prensa privada, en contubernio, retoman los manoseados temas y ridículas estrategias, en vergonzoso círculo vicioso, para mantenerse activos en el ya iniciado proceso electoral. No darán tregua al sabotaje y conspiración frente al crecimiento hegemónico de Alianza PAIS, que se apuntala a continuar en apoyo a la vasta obra social dentro del proyecto político del régimen socialista siglo XXI.
La oposición y la prensa privada se arman, no para medirse democráticamente, sino, como dice Rafael Correa: “A las bravas imponer su capricho e interés, a como sea quieren ganar. Ganen en las urnas, que ahí nos vemos”. En este nuevo desafío es indispensable asegurar la movilización de sus cuadros y promover orientación ideológica y cívica para que los ecuatorianos asuman su rol con firmeza y decisión por una patria nueva. (O)