La derecha política, sus ocultos aliados, los desertores y la prensa “independiente”, declarados enemigos del régimen de la Revolución Ciudadana, se resisten a perder sus privilegios y en el último tramo de su angustia ingenian estrategias, movilizan a los “cabreados” -reducido grupo de la extinta partidocracia-, invitan como articulistas a personas fracasadas y conceden cobertura en los medios privados a los “traidores” con la pretensión fallida de desviar la opinión pública contra un gobierno decidido a terminar con el caduco sistema administrativo, político y jurídico que solo ha favorecido a los que se creían dueños del país.
Los enfrentamientos recién comienzan, se presagian otros y, a medida que se consolidan las reformas por mandato de la soberanía popular y constitucional, se arreciarán en la hora final. Los dirigentes de la oposición añoran los días felices de usufructo de la nefasta era neoliberal. Como la derecha carece de líderes, se agrupa con los tránsfugas de Alianza PAIS y la prensa “independiente”. Sin apoyo popular, no le queda otra alternativa que promover el sabotaje y la violencia, en abierto atentado contra el orden constituido.
La oposición abre frentes por doquier, en su campaña agresiva por recuperar prebendas. Los mismos rostros, desertores y articulistas privados, permanecen en acecho, listos para minimizar el Informe a la Nación del presidente Rafael Correa Delgado. Al periodista le asiste el derecho a informar la verdad y a opinar, pero sin lesionar la dignidad del adversario. Por allí reaparecen los resentidos, autodenominados la nueva izquierda, en una inmoral alianza con sus enemigos de ayer. En el mismo cónclave, en gritos desesperados, amenazan movilizaciones, en señal de protesta contra los principios del Socialismo Siglo XXI.
Aunque la prensa independiente, aliada de la oligarquía, silencie la gran gestión social del gobierno de la Revolución Ciudadana, los ecuatorianos contemplan las obras materiales y comprueban sus beneficios.
Acusan al Primer Mandatario de atentar contra la libertad de expresión. Versión sin fundamento. Los periodistas en este país gozan de libertad para decir lo que les da la gana, pero eso sí, no para calumniar con riesgo de caer en el delito.
La oposición no puede luchar contra la verdad. Da sus últimos pasos, sin rumbo, hacia el abismo.
El gobierno de la Revolución Ciudadana es grande, porque quiere que todos los ecuatorianos, sin distingo alguno, se sientan grandes.