La llamada prensa ‘independiente’ se convirtió desde el natalicio de la Revolución Ciudadana, en el eje de la quebrantada oposición política, azuzadora de los movimientos de protesta callejera, hábil en victimizar a los agresivos revoltosos y calificar de represiva a la eficiente y sacrificada labor de la Policía Nacional, encargada de garantizar el orden, la seguridad y la paz en el país. La guerra mediática, aún lejos de la lid electoral de 2017, se ha intensificado, ahora, no con el trillado pretexto, la defensa de la libertad de expresión, sino por el archivo de las enmiendas constitucionales, aunque en el fondo se esconde la intencionalidad de debilitar el consagrado liderazgo de Rafael Correa Delgado, pese a su reciente pronunciamiento de que no es necesario presentarse a la próxima contienda presidencial, tomando en cuenta que la oposición es mediocre, dispersa y ambiciosa, sin opción a escalar un solo peldaño para llegar a Carondelet.
La oposición no desmaya en sus protervas maniobras para recuperar posiciones e intereses y, para ello, busca a un candidato presidenciable único, bonito, con cara de inocente, manejable, aunque carente de méritos, para enfrentarse, según los contrarios, al invencible Rafael Correa, conductor del cambio socioeconómico en Ecuador y aliado permanente en su lucha, de los gobiernos progresistas de Latinoamérica y del orbe. De su lado, la prensa comercial ya reanudó, a manera de campaña preelectoral, la entrega de su contingente como aporte a la oposición fraccionada, que se alista desesperada a dar otro golpe con las anunciadas movilizaciones callejeras de protesta, sin sentido, y hasta promover un pretendido e iluso paro nacional.
Los mismos de siempre, los traidores y los revoltosos tirapiedras insisten en perturbar el avance de las conquistas sociales del régimen del Buen Vivir, pero como nadie les presta atención a sus quejumbrosas y ridículas demandas, no hay que desestimar los intentos golpistas de la derecha política y los reaccionarios sin norte, que se alistan, moribundos, a dar sus últimos alaridos por volver a la era neoliberal o al llamado capitalismo salvaje.
La oposición, en sus diversos y frágiles frentes, reconoce el liderazgo de Correa como único aspirante a seguir ejerciendo la Presidencia de la República con el apoyo popular y, al no encontrar candidato único de solvencia, se prepara a captar la Asamblea Nacional o a promover acciones conspirativas.
Como los reportes periodísticos que se difunden constantemente revelan un tácito entendimiento conspirativo entre la prensa privada, la derecha, la seudoizquierda, indígenas despistados, sector de trabajadores sin bandera, profesores ingratos y traidores; se torna indispensable que Alianza PAIS siga manteniendo la movilización popular en apoyo al gobierno de la Revolución Ciudadana y a su líder Rafael Correa.
No más discusión en el tema de las enmiendas, si es el pueblo el que decide al final en las urnas. Coincidimos con el pensamiento del Mandatario: “Ni un paso atrás, jamás volver al pasado, y en la lucha nadie se queda”. Recordamos a los lanzapiedras que hacer patria no es gritar, sino obrar por el bien y la felicidad de los demás. (O)