Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, el campo político es la arena de las arenas, aquel en que distintas fuerzas adversarias libran batallas por posicionarse, por acumular capital político y por imponer los principios de visión y de división del campo. Los agentes del campo político son reconocibles en la medida en que producen efectos dentro del mismo.
El campo político en Ecuador ha sufrido una transformación vertiginosa con el ascenso al poder de Lenín Moreno. Ha sido algo inesperado e inédito: que alguien de la misma tienda política haya sido el protagonista de las transformaciones que nos están llevando a un poscorreísmo y a recuperar una democracia más republicana.
Durante mucho tiempo en el país predominó la división correísmo/anticorreísmo, esta dicotomía fue interpretada como parte de una polarización típicamente populista. Con la llegada de Moreno al poder, esta partición se reestructuró porque resultó que la propia Alianza PAIS fue “recuperada” del correísmo -aunque podamos dudar de que tal cosa sea posible-.
No podemos desconocer los efectos, en los términos que nos habla Bourdieu, que ha producido Moreno en su ejercicio de manipulación legítima de los bienes políticos. Desde los cambios en la vicepresidencia, pasando por la cooptación del partido político y el advenimiento de un renovado Consejo de Participación Ciudadana que empieza a ejercer verdaderamente un control social.
No obstante, dentro del vértigo de estos cambios, las últimas disputas entre el expresidente de la Asamblea José Serrano y el fiscal Carlos Baca -y ahora la destitución de la fiscal subrogante, y así sucesivamente- parecen escapar a la lógica que primaba en las transformaciones en el campo político como tal y, más bien, lo que prevalece en este juego político es el metro cuadrado de poder de cada uno de estos personajes, quienes se han mostrado dispuestos a todo por defender su parcela.
Este complejo y suicida juego acarrea una opacidad del campo político y una desinstitucionalización peligrosa porque, más allá de las vanidades e intereses de estos personajes y sus grupos, está la tarea mayor que tiene que ver con la construcción de un campo político más democrático e inclusivo. (O)