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El Telégrafo

Ollanta Humala, camaleónico salto de Chávez a Lula

09 de junio de 2011

Las reñidas elecciones en Perú despertaron gran interés en el mundo, y de manera especial en un gran sector de la población peruana y de los mercados financieros que hoy recuerdan aquella canción de Ricardo Arjona que dice: “El problema no es que me mientas, el problema es que te crea”.

Dados los antecedentes de Humala, esas preocupaciones  tienen bases como para mantenerse por lo menos en alerta. Las incertidumbres y temores se reflejaron en una caída del 12,45% de la bolsa. Al inicio de la campaña nadie le apostaba a este militar retirado, máster en Ciencias Políticas de la Universidad Católica y con estudios en derecho internacional en la Sorbona;  al punto que los candidatos favoritos querían pasar con él a segunda vuelta, esperando, en un exceso de confianza,  que la mayoría creería en la continuidad de un modelo económico, que si bien ha dado buenos dividendos en términos de crecimiento económico, también ha tenido escasos resultados en desarrollo social.

Su pasado golpista, su izquierdismo radical, su cercanía a Chávez y su intolerancia con la derecha, hizo que lo subestimaran y olvidaran que Humala en  2006 logró el 47,37% de votos, representados en sectores olvidados por políticas orientadas al crecimiento sin generar inclusión social. Pero Humala comprendió que esta base electoral no bastaba para ganar la segunda vuelta y, para sorpresa de todos, no tuvo empacho en dejar su pasado de izquierda para transformarse en un político pragmático. Su primer golpe fue cambiar a Chávez por Lula, ya que el modelo implementado por Lula en Brasil hoy es ejemplo para la región y el mundo. Así comenzó a tranquilizar a quienes no estaban dispuestos a reivindicar y resucitar el pasado de corrupción y violaciones a los derechos de la era Fujimori.

No podemos olvidar cómo pesaron las declaraciones del ex vocero de Keiko, que por televisión y ante el asombro de todos, dijo que en el régimen de Fujimori ellos habían matado menos que en otros gobiernos. Los acuerdos con Toledo y el apoyo de Vargas Llosa fueron sin duda lo que requería para ganar por puesta de mano las elecciones.

Pero lo más sorprendente vino al pronunciar su discurso de triunfo, estructurado y prudente, convocando a la concertación, donde anunció que respetaría los tratados internacionales, incluyendo el TLC, y calificó a Estados Unidos como su principal socio, lo que generó gran expectativa y una recuperación de la bolsa.

Solo el tiempo dirá si Humala hará un buen gobierno, pero estos comicios dejan una lección y es que Latinoamérica se cansó de la inequidad y de la falta de oportunidades.

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