El aprovechamiento de los recursos naturales en las regiones áridas, como la península de Santa Elena (PSE), tiene como condición básica la administración del agua, como eje transversal del desarrollo sostenible. Esta condición fue superada por la comunidad de Almería, con notable eficiencia al punto de constituir su actividad hortícola, un ejemplo que superó económicamente los beneficios temporales del turismo y controló el éxodo de sus habitantes.
El exiguo valor financiero de la tierra desértica y su potencialidad cuando es provisto de agua constituyen un atractivo para la inversión financiera empresarial. Esto sucedió en Almería, para la introducción de las plantaciones de olivos sobretecnificadas, pero exigentes en agua.
El Rio de Aguas es la fuente hídrica superficial de la región en Almería, cuyo origen son los manantiales formados por las lluvias en esta zona irregular y agrietada en la cual sus suelos calcáreos actúan como una gran esponja, absorbiendo el agua de la lluvia conduciéndola muy lentamente (miles de años) de lugares muy distantes formando acuíferos a diferente nivel pudiéndose considerar el agua almacenada como fósil.
El agua superficial del río, así como la de los acuíferos, ha sido sobreexplotada perdiendo el 60% de su caudal el río; además, de los acuíferos se extrae 3 veces más agua que la que entra, creándose en la actualidad una disminución de tal magnitud en los depósitos de agua que, aunque se paralizasen todos los bombeos, los acuíferos tardarían siglos en recuperarse. Por eso es urgente tomar medidas para mitigar los severos efectos en el abastecimiento de agua para la población y para sus actividades económicas tradicionales, como son: la cría de ganado caprino y cultivos hortícolas. Estos últimos han merecido ser ejemplo de utilización sostenible y rentable económicamente para la población de la región.
En lo que respecta al entorno ambiental, las plantaciones superintensivas de olivo han puesto en peligro de desaparición a los humedales de la zona y de especies en riesgo de extinción, como la tortuga ibérica.
España tiene una rica experiencia sobre el aprovechamiento, administración y el almacenamiento del agua, desde la época medieval, además de los conocimientos aportados por la cultura árabe para controlar el manejo de la escasez del agua. Sin embargo, los conflictos entre las superproducciones industriales y producciones sustentables son ostensibles.
En Almería, los ecologistas del Mediterráneo y horticultores han denunciado a la Fiscalía la amenaza que significa el impacto de la alteración del ecosistema para la vida de la comarca. Especialmente la pervivencia de la masa de agua de los acuíferos.
Es necesario que se investigue la otorgación de permisos de cambio de uso del suelo de forestal a agrícola en las zonas vulnerables, ya que se podría cometer un presunto delito de prevaricación por parte de la Administración autonómica. Estos peligros están latentes en zonas secas de nuestro país, como es la PSE. (O)