Palestra” en una de sus acepciones quiere decir el lugar desde donde se dirige un mensaje o actúa para el público. Ha sido usual en el medio aludir a la “palestra política” para explicar que alguien arribó a un espacio, por lo general, de exposición hacia los ciudadanos. Justamente, en estos meses el Ecuador vive una campaña para elegir autoridades locales, el baratillo de ofertas desde la palestra llega a los electores por diversos medios y con distintos énfasis; debemos estar atentos a los personajes que confían en sus atributos y carisma para lograr votos, al discurso que emiten y, a las vías que utilizan para hacerlo llegar a los destinatarios.
Acerca de los candidatos, salvo pocas excepciones es gente carente de recorrido destacado especialmente en la vida pública, son lo que la sabiduría popular denomina “ilustres desconocidos”; sobre el mensaje que pronuncian, resulta que mayoritariamente se trata de ofrecimientos irrealizables, demagógicos, parciales, carentes de una concepción real y visión global de los problemas que pretenden resolver; respecto a los canales para llevar el mensaje a los electores, son múltiples e innovadores gracias a las tecnologías actuales, pero ojo, solo en algunos de ellos el candidato es el autor y protagonista directo, ya que detrás de estos personajes se desempeñan verdaderos equipos de gurús, técnicos, asesores, etc., a los que no se elige en las urnas, pero que bien podrían ser quienes definan los caminos y cuestiones centrales de la política pública.
Previo a participar en los comicios del 24 de marzo es importante escuchar directamente al candidato en la palestra, además, conocer su perfil y trayectoria en detalle, así como el plan de trabajo y, fundamental, el equipo que lo acompañaría de lograr el apoyo popular. Castiguemos en las urnas a los que se robaron el país y ahora pretenden volver por más como que nada ha pasado; dignifiquemos la política solo con gente valiosa. (O)