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El Telégrafo
Mónica Mancero Acosta

El obsesivo sexismo de la RAE

08 de diciembre de 2018

La Real Academia de la Lengua Española está obsesionada con la reivindicación feminista del lenguaje inclusivo, con la intención de no dar paso a su reconocimiento, desplegando una clara estrategia sexista. Su argumento es que este uso va en contra del principio de economía del lenguaje.

La RAE parece desconocer todos los avances en la filosofía del lenguaje a partir de Wittgenstein, así como el giro lingüístico según el cual el lenguaje es contingente y “resultado de pequeñas mutaciones” como lo señala Rorty; lo que no se nombra no existe y las mujeres existimos y exigimos ser nombradas.

Para la teórica feminista Judith Butler, el lenguaje no solo es consecuencia de las desigualdades de género sino también su causante, de ahí que se requiera el uso de lenguaje inclusivo. La exclusión a través del lenguaje supone invisibilización, lo cual implica que no constamos; exclusión que es una omisión deliberada; subordinación cuando la mujer aparece como objeto pasivo en la comunicación; y desvalorización en un sentido de inferioridad (Navarro-Mantas et al.).

En el mundo existen tres tipos de lenguas con género gramatical en las cuales los sustantivos, adjetivos y pronombres tienen marcadores de género; a esta corresponde el castellano.

Un segundo tipo son lenguas con género natural en las cuales los sustantivos tienen género neutro, como el inglés; y lenguas sin género, como el finés. Investigaciones evidencian menores niveles de igualdad en países de lenguas con género gramatical a diferencia de los otros dos sistemas (Prewitt-Freilino, Caswell y Laakso, 2012, citado en Navarro Mantas).

Es indudable que el marcador de género del idioma castellano alude a un sesgo masculino y su uso remite a pensar en hombres antes que en mujeres. Para evitar esto se han planteado dos estrategias: la neutralización, sustituir palabras con género marcado por otras cuyo género sea neutro, por ejemplo, niño por niñez. Y la feminización, sustitución de palabras masculinas por femeninas. Actualmente hay un profuso uso de palabras o signos que tienen la intención de visibilizar e incluir a las mujeres.

El poder del lenguaje es indudable, constituye el principal vehículo de la comunicación humana. Por ello es imperativa la batalla que el feminismo libra con instituciones conservadoras y sexistas como la RAE para lograr que el lenguaje, en lugar de reforzar el sexismo, contribuya a alcanzar la emancipación. (O)

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