El concepto “recurso” es inventado por el hombre para definir a todos los bienes de la naturaleza que le permitan subsistir en el planeta o fuera de él.
El aprovechamiento de los recursos naturales es legítimo y las intervenciones para su obtención son procedimientos artificiales que provocarán cambios en el medio natural. El límite para evitar que estos efectos se tornen irrecuperables en lo que corresponde a los recursos naturales renovables lo marca el denominado -Umbral de Resiliencia- que es el límite que puede soportar un ecosistema las perturbaciones sin desequilibrar definitivamente su recuperación.
Los recursos naturales no renovables no tienen umbral para su aprovechamiento, sino las responsabilidades éticas establecidas para su utilización en el desarrollo, concepto polémico dependiente de las diferentes corrientes del pensamiento sobre las cuales podemos ponernos de acuerdo en el objetivo común de mejorar la calidad de la vida de la sociedad actual y preservar la de las futuras generaciones.
La utilización irracional por los países industrializados de los recursos en general y en particular de los renovables ha ocasionado daños irreversibles en el medio ambiente mundial como consecuencia de la opulencia y del despilfarro del consumo con las graves secuelas generadas por el agotamiento de sus recursos.
Estas depredaciones irreversibles, su saldo negativo, han sido trasladadas a los países en desarrollo como el nuestro, los cuales están sufriendo en forma dramática las consecuencias, y por añadidura se les plantea como solución la necesidad de observar rígidas políticas conservacionistas, sin ofrecer ninguna solución viable al subdesarrollo sino más bien mecanismos de comercio dependientes sin advertir que la peor de las contaminaciones es la pobreza.
Los análisis de los impactos ambientales de los proyectos de desarrollo son indispensables para tomar las decisiones para la utilización de los recursos naturales.
Al respecto, a partir del año 60, tenemos toda una experiencia a ser rescatada de estos análisis, y fácilmente se puede observar que la parte importante de estos son los programas de manejo que deben ser financiados al mismo tiempo que la construcción y funcionar paralelamente desde el primer día de puesta en marcha de los proyectos y durante su vida útil hasta obtener el objetivo básico: mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad.