No será nada fácil para los partidos y movimientos políticos captar la atención y simpatía del electorado, el cual se muestra cada vez más diverso y con poco interés en el próximo proceso electoral.
El grupo etario conformado por jóvenes que están entre los 16 y 38 años, conocidos como millennials y centennials, no son la excepción cuando se habla de la apatía que existe por la política. Esta generación, que ha crecido marcada por el uso masivo del internet y los dispositivos móviles, actualmente representa cerca del 46 por ciento del padrón electoral.
El desinterés de este segmento se vio reflejado en el ausentismo dado en recientes procesos electorales. Durante las elecciones del 2017, dos de cada diez jóvenes prefirieron no acudir a votar, lo cual podría repetirse, si temas de su interés no son abordados, o si las organizaciones políticas no generan los canales adecuados para llegar a este sector.
El desempleo y el empleo informal son dos temas considerados como prioritarios por esta y varias generaciones del país. Sin embargo, el alejamiento de posiciones ideológicas y la lucha por causas puntuales como un uso responsable de la tecnología, la defensa por los derechos de la naturaleza o de los animales, podrían ser temas que permitan a los candidatos acercarse a nuevos electores.
La crisis de representatividad que existe en occidente, demuestra también que los jóvenes ya no desean ser representados por organizaciones tradicionales; este es otro componente a tomar en cuenta para las futuras acciones de parte de los partidos políticos.
Las organizaciones que se consoliden a partir del 2021 deberán reconocer al electorado joven como un segmento diverso, lleno de necesidades, políticamente independiente y desencantado con el quehacer político. De igual manera, deberá tener clara la diversidad del voto de este sector, tomando en cuenta las distintas regiones del país. Los jóvenes de Quito, Guayaquil, Cuenca o Manta mantienen realidades y problemas diferentes y el mensaje que los candidatos emitan hacia este grupo social, deberá estar apegados a su realidad.
El posicionamiento de nuevos públicos exige inevitablemente pensar en nuevas propuestas y nuevas formas de interacción. Los partidos que deseen captar la atención de esta agrupación, la cual bordea los seis millones de electores (casi la mitad del padrón electoral), deberán tener claros los intereses que los mueven.
Hasta el momento se ve difícil ese panorama, pues el escenario que se mantiene es un escenario en donde existen más candidatos que propuestas. (O)