El 8 de marzo se realizó una masiva marcha en Quito, en homenaje a la mujer y defensa del Gobierno y la Revolución Ciudadana, apoyada por el pueblo, en ocho elecciones.
Participaron decenas de miles de hombres y mujeres de la ciudad y del campo, montubios, indígenas, afrodescendientes, de los distintos rincones de la patria. Marcharon trabajadores de toda condición, empleados públicos y obreros, campesinos y artesanos, estudiantes e intelectuales, empleados públicos y amas de casa, jóvenes y ancianos, comunicadores, ambientalistas, domésticas, pobladores marginales, desempleados y trabajadores autónomos, empresarios progresistas, maestros, en suma, estuvo representado el pueblo repudiando nuevas intentonas golpistas. Fue una gran convergencia democrática.
Fue firme la decisión de defender el proceso, que ha liquidado la partidocracia, controlado la banca especulativa, frenado la evasión fiscal, defiende los recursos naturales, desarrolla programas sociales redistributivos, megaproyectos, maneja responsablemente la economía, con contenido social, fomenta la infraestructura, ejecuta una política internacional soberana, ha ampliado y respeta derechos y libertades públicas, construye un Estado democrático y recupera lo público, expulsando a poderosos grupos del manejo del Estado.
Por ello, la oligarquía conspira, utiliza todas las formas. Falsamente asume posiciones de defensa de los pobres e indígenas, a quienes jamás respetó; de trabajadores, a los que siempre explotó y reprimió; de la naturaleza, que depredó; la democracia, que una y otra vez violó; la soberanía, que entregó. Dice defender la libertad de expresión que nunca observó, los derechos humanos que históricamente pisoteó.
Para ello compra o alquila a ciertos dirigentes políticos y sociales, parcializados analistas y periodistas, utiliza muchos tontos útiles y traidores al proceso.
No puede ni podrá. Hay conciencia y firmeza popular en la defensa del proceso.
Por cierto que el proceso ha tenido errores, ineficiencias y prácticas inadecuadas de algunos, que deben corregirse.
Esto requiere base política organizada, funcionarios leales, vinculados a los sectores populares.
De este primer round la RC sale victoriosa, el 22 será igual, con organización, fuerza democrática y unidad.
Nuevas victorias se avecinan, a la par hay que desarrollar diálogos, alianzas y reafirmar convicciones revolucionarias, el ideal socialista, democrático, para desmantelar las acciones conspirativas. Tener presente siempre que la RC es para beneficio de los trabajadores, indígenas, pobres y demás sectores populares. Es su razón de ser.
Hay que continuar vigilantes, el viejo poder herido no descansa en su ambición y tiene gigantescos recursos, apoyo externo poderoso, agresivo, abusivo. Una gran jornada. En hora buena para el país.