Se sabe que en Ecuador existen unos 85 afloramientos termales con un flujo que los hace utilizables para el bienestar humano, muchos tienen accesibilidad carrozable, varios de ellos han sido adecuados en condiciones muy similares a las de un balneario de agua común, que privilegia lo lúdico, muy poco en lo terapéutico y nada lo médico. Existe una noción muy generalizada de sanación de las aguas termales de los dolores musculares, por lo que es común encontrar en los baños termales a gente de la tercera edad o gente joven que busca recuperarse de algún tipo de accidente que puede ser desde una torcedura de tobillo hasta sobrevivir a un terrible accidente de tránsito. Es una autosanación que tiene poco de médica y mucho de fe.
Nuestra ignorancia en temas termales es abrumadora, no existen especialistas en este tema, los pocos reportajes que existen sobre las más conocidas se centran en la infraestructura, ubicación, pero nada dicen de las propiedades curativas específicas de cada agua termal, pues son muy diferentes las dolencias y enfermedades que pueden curar, en función de los minerales que contienen. No existe una web sobre termalismo que al menos recopile información sobre las termas en nuestro país y menos periodistas que dominen este amplio ámbito del termalismo, como sucede en otros países, especialmente en Europa, donde abundan medios y expertos en las diferentes ramas de la salud termal, que supera la estancia en el balneario y se trasladan las propiedades curativas hasta los hogares, sea que se lleve el agua termal envasada o mezclada con arcillas.
Los ‘peloides’ o barros son parte del mundo termal, ya que superan la sanación y alcanzan el bienestar estético. Sus efectos en la curación de enfermedades de la piel son muy notorios, pero también son evidentes sus efectos en limpieza de la piel, cicatrizaciones, rejuvenecimiento. En todo el país existen peloides que pueden ser tratados y envasados para comercializarlos y brindar sus beneficios al público.
La ‘talasoterapia’, que es la sanación con elementos marinos donde se privilegia el uso medicinal del agua de mar, muy rica en minerales de gran efecto curativo, también es un tema desconocido. En los 640 km de costa no existe un solo sitio donde se utilicen los barros o algas marinas para labores de una sanación direccionada médicamente a la cura de tal o cual enfermedad.
Actualmente en el mundo existe una gran demanda de turismo de salud donde las aguas termales son las que encabezan la lista de preferencias de estos viajeros que buscan sanarse de sus dolencias, vigorizarse, mejorar su piel, incluso curarse de enfermedades internas, pues al ingerir algunas aguas termales ricas en azufre, sodio y magnesio, se remedian varias enfermedades del estómago y órganos internos.
Cuando doy capacitaciones sobre termalismo y el nivel se eleva a lo técnico y lo científico, siempre recomiendo que contacten con la Universidad de Vigo en Ourense-España, conocida como la Universidad del Agua, donde se mantienen cátedras que van desde la medicina hidrotermal hasta la arquitectura de termas y spa, por ello Galicia atrae a millones de turistas que buscan la salud en su muy desarrollado termalismo. (O)