La democracia en el Ecuador continúa frágil producto de la inestabilidad en su sistema de partidos. Hasta el momento, no se han consolidado organizaciones que permitan garantizar a la ciudadanía una participación y permanencia extendida. Y es que el país no ha podido superar aquel escenario marcado por un partido hegemónico que dominó la esfera política durante una década, en la que se produjo una irrupción en los diferentes poderes del Estado. Esta realidad sigue siendo un reto pendiente para los partidos a las puertas de un nuevo proceso electoral.
En 2023, los ecuatorianos acudirán nuevamente a las urnas para escoger a sus autoridades seccionales. Este proceso, seguramente estará marcado por pugnas y una creciente polarización que se ha venido asentando en el país durante las últimas décadas.
Entre de los requisitos que los candidatos deberán cumplir están los procesos de democracia interna. Las reformas al Código de la Democracia establecen que los postulantes deberán ser seleccionados en primarias dentro de las organizaciones políticas lo cual se cumple en parte. En las elecciones de 2021 se evidenció que tanto partidos como movimientos cambiaron de postulantes, porque algunos de ellos desertaron en el camino.
Los postulantes deberán cumplir requisitos adicionales establecidos en la Constitución y el Código de la Democracia, como el haber cumplido 18 años al momento de inscribir la candidatura, estar en goce de los derechos políticos, haber nacido en la respectiva jurisdicción o haber vivido en ella de forma ininterrumpida los dos últimos años previos a la inscripción de la candidatura, constar en el registro electoral del lugar al que desea representar y haber sufragado en el mismo durante el último proceso electoral.
A esto se suma el requisito que deben cumplir las organizaciones políticas en cuanto a los porcentajes de inclusión de mujeres (30%) y jóvenes (25%). Si no se cumplen los porcentajes el Consejo Nacional Electoral podría anular todas las candidaturas de una provincia o cantón.
La fragilidad que atraviesa el sistema de partidos con miras a las elecciones seccionales del 2023 se mantiene. Los resultados expuestos por varias empresas encuestadoras, muestran porcentajes negativos sobre la perceptión que la ciudadanía tiene de las organizaciones políticas. Esa percepción es el reflejo de erradas decisiones por parte de los partidos, a las cuales se suman insólitas alianzas realizadas para afrontar el próximo proceso electoral.
El claro desapego de la ciudadanía hacia los partidos políticos, será una nueva oportunidad para pensar en el desarrollo de campañas educativas que busquen resaltar la importancia de los partidos políticos como catalizadores de la democracia. Sin embargo, de lo visto hasta el momento, estos puntos no constan en la agenda de las organizaciones que participarán en la siguiente contienda electoral, en donde nuevamente veremos varias figuras provenientes de la farándula. Ello sumado a las extrañas coaliciones que se han dado hasta el momento, hacen ver muy lejano el desarrollo de un nuevo tipo de campaña.