Por datos del Banco Central del Ecuador se conoce que de los 32 sectores más importantes de la economía nacional solo uno no precisa de insumos mineros (alquiler de vivienda), mientras que los 31 sectores restantes los requieren, ya sea en forma de materia prima o como productos semielaborados y elaborados. Hoy describiremos la importancia del agua fresca de montaña -el mineral más preciado-.
En el Ecuador se han documentado más de 1.000 manantiales de agua, ubicados principalmente en el callejón interandino y alrededor de los grandes volcanes.
La Ley de Aguas vigente es anacrónica y adolece de muchos vacíos técnicos y jurídicos, lo que ha llevado a que se produzca un uso inequitativo del agua. Según datos proporcionados por la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), la ciudad de Quito demanda 8.000 metros cúbicos de agua por segundo, mientras el ingenio San Carlos demanda 9.000. Asimismo el sector privado que representa al 1% de los usuarios del agua, demanda el 67% del caudal total, mientras que la población indígena y los sistemas comunales de riego que representan el 86% de los usuarios consumen el 13% del caudal.
La situación relacionada al agua envasada es más triste todavía. Por datos del Servicio de Rentas Internas (SRI) en el país existen 229 personas naturales y 99 jurídicas cuya actividad es embotellar aguas minerales o de manantial, purificadas o artificiales. Sin embargo, según la Senagua solo una empresa embotelladora posee concesión del Estado -Tesalia-, además es la única empresa que paga tasas al Estado.
Lo que ocurre en la práctica es que las envasadoras utilizan el agua de las redes públicas, la purifican, la envasan y la venden.
Según el SRI, las 328 personas naturales y jurídicas que embotellan agua en el país generaron ingresos anuales por 61,5 millones en el 2007 y 67,4 millones en el 2008. De ellos declararon por impuesto a la renta 829.952 dólares en el 2007 y 874.921 dólares en el 2008.
Esto se produce, según el representante de los productores industriales de agua (que agrupa a doce grandes compañías embotelladoras), porque “en costos, el agua representa apenas el 5% del producto final”. El único comentario que ameritan estas cifras, es que se produce un gran perjuicio a los intereses del Estado.
Como se señaló, en el país existen más de mil fuentes de agua natural de montaña. Sobre esta riqueza considero que las futuras concesiones que se otorguen para envasar agua deben ser exclusivamente de fuentes naturales de montaña. Las 327 envasadoras que utilizan el agua de las redes públicas o de manantiales particulares deben suprimirse, así la Senagua estaría precautelando la salud de todos los ciudadanos.
En las carátulas de las botellas de agua envasada debe quedar claramente especificado el nombre y sitio de la fuente, la composición química de las aguas, su uso terapéutico, el número de la concesión.