Entregar preservativos y educar a los jóvenes en el uso de métodos anticonceptivos son dos acciones para tratar de que el Ecuador pierda el vergonzoso primer lugar, en América Latina, como “productor de niñas y adolescentes embarazadas”. La iniciativa estará a cargo del Ministerio de Salud.
Ha sido necesario un escandaloso incremento del 74% en la tendencia de embarazadas de 10 y 14 años y del 9% en las de 15, para que el Estado ecuatoriano decida hacer un nuevo intento para enfrentar esta situación.
Así se presenta al Programa Nacional de Educación de la Sexualidad y el Amor (Pronesa), del Ministerio de Educación: “Formar integralmente en educación, en principios y en valores para la sexualidad y el amor a los niños, niñas, adolescentes, padres, madres de familia y maestros. El objetivo es mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos. Trabaja también en los temas de violencia de género, prevención de los embarazos y trata de personas con fines de explotación sexual”.
Con esa redacción del objetivo, un buen director lo rechazaría en un plan de tesis. Sin embargo, al leerlo quisiera creer que, en serio, este organismo ha venido trabajando, sin parar desde hace 10 años, con y formando a toda esa comunidad educativa que menciona y en todos los temas señalados. De verdad me dan ganas de creerles.
Solo que antes quisiera que, por favor, me expliquen cómo es que con tanto trabajo las cifras de embarazos en adolescentes se han disparado de esta escandalosa manera. Que me hagan entender cómo es que niñas que apenas nacían o tenían 4 años cuando el programa empezó a funcionar en el país han sido traicionadas por sus padres, sus maestros y sus autoridades, todos educadísimos por este programa, y ahora deben amamantar, cambiar pañales, y engordar estadísticas en un círculo de abandono y sufrimiento que parece no tener fin.
¿Habrá coordinación entre el Ministerio de Salud y el Pronesa? ¿Comparten el mismo criterio acerca de la Educación Sexual? ¿El Ministerio de Inclusión Económica y Social y el INFA jugarán algún papel? No es posible seguir retaceados.
Si se entiende al problema como un “síntoma” de la enfermedad social que sufre el Ecuador, hay que asegurar que el remedio vaya directo al núcleo, donde se originan el maltrato, el abuso sexual, el abandono físico y emocional, la falta de límites, la violencia. He aquí la complejidad de un problema sistémico. ¿Se arreglará esto con condones y métodos anticonceptivos? No solamente. La próxima semana les cuento por qué.