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El Telégrafo
Fernando López Parra

No saben que no saben

07 de abril de 2022

Casi es natural el desgaste de los gobiernos tras un periodo en el poder, los planes de gobierno se van diluyendo, los cambios en los equipos de poder se vuelven una necesidad, descubren que los problemas no son únicos e individualizados. La complejidad de gobernar se vuelve más crítica cuando las instituciones que se consideraban vigentes son en verdad frágiles y a veces antagónicas. Vemos que las ideologías que sustentan a los gobernantes son resultado de los proyectos de gobierno que realizan cuando se gobiernan y que se muestran ineficaces en la acción.  Es que gobernar es un ejercicio de complejidades inmensas e inéditas, no hay recetas y si hay ciencia y principios probadas.

La credibilidad de la sociedad en sus dirigentes se debilita y amenaza la propia existencia de la democracia. En nuestra América Latina se tiene cada vez menos confianza en los partidos políticos y en la capacidad de los gobiernos para aliviar sus problemas. Los planes en el ejercicio de poder se apartan de los grandes discursos electorales y políticas públicas que se piensan y se ejecutan toman distancia de lo que se ofreció en la tarima electoral.  Se produce un fenómeno claro, que los partidos políticos son capaces de ganar elecciones y no son capaces de gobernar. La ciudadanía y algunas instituciones clave se alejan de los gobiernos y después de un período les resta adhesión y la complejidad se incrementa al pasar el tiempo y se torna difícil llegar al fin del mandato como esperaba al inicio. No todos los que triunfan en las lecciones se encuentran preparados para gobernar un país y es en extremo difícil disponer de un equipo de gobierno con saberes, sensible, inteligente, técnico, comprometido y con recorrido para ejercer el poder en la complejidad y la urgencia cotidiana.

Hace un tiempo el planificador y político chileno Carlos Matus, que se dedicó a estudiar estos problemas identifico algunos problemas de gobierno en Latinoamérica y que se podrían resumir de la siguiente manera: que la política esta desenfocada de las dificultades de la gente, la política genera sus propios problemas y los políticos se dedican a resolver el día a día de esos problemas y se alejan de los problemas sustantivos para los cuales fueron electos. Los dirigentes políticos consideran que basta con la improvisación, el buen sentido, la experiencia y la formación en la universidad es suficiente para gobernar, es decir siendo un buen médico, un buen ingeniero o deportista están listos para gobernar, esto es falso no se puede gobernar poque hay ciencias y técnicas de gobierno que se ha desarrollado desde el inicio de Estado y que tienen que saber los gobernantes para entender los problemas y buscar soluciones. Lo que es peor, los políticos no saben que no saben y esto es tremendo para los países, porque no pueden aprender si no saben que no saben. También Matus coloca que hay un sistema de baja responsabilidad, no se rinde cuentas de forma verdadera, por ejemplo, el legislativo no rinde cuentas a nadie, o los que controlan las cuentas públicas tampoco rinden cuentas a no ser cuando ya las cosas se vuelven imposibles de contener. El control de la responsabilidad solamente es normativo y colocan lo que le conviene para continuar en el poder. La corrupción de lo que se observa es producto de todas estas dificultades y es sin duda el principal motivo del descredito del sistema político.

No queda otra, que cambiar la lógica. Los partidos políticos deben dejar de ser clubes electorales y tienen que disponer de escuelas de formación para gobernar, el propio Estado debe disponer de centros serios para formar gobernantes para pensar al país y su futuro de forma responsable o se seguirá con esta dinámica de no saber gobernar.

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