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El Telégrafo
Xavier Guerrero Pérez

¡No hemos aprendido nada!

12 de septiembre de 2021

Sí, y lo digo con profunda pena, y es lamentable. No hemos aprendido nada “post” pandemia de la covid-19. Y me justifico solamente reflexionando en los siguientes dos casos:

 

Caso número 1: el certamen de Miss Ecuador, que, en este año, Miss Ecuador 2021, tuvo entre las candidatas a una ciudadana que no contaba con sus dos brazos ni con una de sus piernas ya que fueron amputados debido a un accidente eléctrico que sufrió en su niñez (a sus 5 años, mientras jugaba, tocó con una varilla de metal un cable de alta tensión eléctrica); me refiero a Victoria Salcedo Portocarrero.

 

Hace dos días que se dio la gala, sorprendió a más de uno -incluyéndome- que ni para jueces y para la ciudadana que ha estado por cerca de 18 años al frente de la Organización Miss Ecuador pasó desapercibida la participación de Victoria y todo lo que ha estado y está detrás de dicha participación: el hecho de que, ante esa experiencia de vida llena de dolor y -desde la simple óptica humana- de miedo, Victoria, en compañía de su progenitora, optó por no derrumbarse, por hacer de su dificultad un motor para superar la misma y, consecuentemente, salir adelante, sin quejarse, sin dar un centímetro de espacio para la lástima o la pena; tanto pasó desapercibida la participación de Victoria que no fue reconocida de ninguna manera, ni por ninguna persona. El que se haya tenido ese gesto para con ella implica que en quienes hacen Miss Ecuador, como lo dijo la propia progenitora de Victoria luego de la gala: “hace falta humanismo”.

 

Cabe dejar en claro que, estoy seguro, que Victoria no necesita de ningún reconocimiento, dado que, con lo que nos ha demostrado, aún tiene mucho que dar, y que darnos, pese a que con su testimonio de vida ya nos viene aleccionando: a quienes tengamos dificultades similares a ella, o no las tengamos, siempre es posible conseguir lo que nos propongamos, siempre, teniendo en cuenta que la mayor barrera que cada persona tiene es la persona misma (su voluntad, básicamente). No obstante, y si hemos hablado de valorar a las personas, de que la vida no es igual luego de que conociéramos al nuevo coronavirus, de que hoy estamos (tengamos fortunas, o “saquemos pecho” por el apellido de “elite”…) y mañana ni se sabe, de que el dinero realmente poco vale, de que lo trascendental es mostrar sensibilidad, empatía y cercanía… si hemos dicho todo lo citado y hasta ampliado esas reflexiones, creo debimos haber sido consecuentes, y no simplemente: el jurado votó y bueno no “ganó”. Victoria ganó desde el momento en que fue seleccionada como candidata. Probablemente esperaba la victoria, como toda persona que se inscribe en un concurso… pero en el caso de ella, me atrevo a decir que, si hubiera ganado, tal era el complemento de su verdadera victoria: el “romperla” aún cuando su situación le genere algo de incomodidad.

 

Caso número 2: el Ministro de Economía y Finanzas Simón Cueva brindó declaraciones a un determinado medio de comunicación radial donde aseveró que el cuatro por ciento de la población ecuatoriana tiene una remuneración de más de 1000 USD, y aseveró que, aunque no significa que necesariamente las personas que tienen ingresos mayores a 1000 USD serán sujetos pasivos de impuestos, sí lo que se busca es que quienes más tienen, más paguen.

 

De lo dicho por el ministro Cueva, observé que personas que hacen comunicación profesional (como el ciudadano Carlos Vera en TC Televisión) como analistas económicos (inmerso mi persona) vertieron críticas dadas las palabras del funcionario gubernamental. En lo que a mí respecta, tan solo formulo preguntas: ¿Si a quienes ganan más de 1000 USD no necesariamente serán sujetos de impuestos, por qué nombrarlos y quizá, como decía mi abuela “hablar entre líneas”? Si, por ejemplo, a quien recibe 1100 USD (por obra y gracia del Espíritu Santo, enfrentando peripecias desde la honestidad, e ingeniándoselas para lograrlo, que ya es todo un milagro), y la canasta básica familiar bordea los 700 USD; ¿De los 400 USD (sin considerar medicinas) deberá tributar? Un sacrificio detrás de otro, como si el anterior fuese poco. ¿Por qué mejor no se citó, por ejemplo, a los propios ministros, viceministros, gerentes, asesor y demás funcionarios de esa misma escala cuya remuneración es sumamente generosa? Y los gerentes propietarios del sector privado, o inclusive aquellos exmandatarios o ex vicemandatarios que, a más de su pensión vitalicia, reciben ingresos por facturas… ¿Se ha pensado en ellos, respecto a ser considerados como sujetos de impuestos, debido a sus diversas actividades?

 

De nuevo: a ratos pienso que no hemos aprendido nada, sinceramente.

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