Mauricio Pozo, nuevo ministro de Economía y Finanzas. A tal hecho se le unen otros dos que considero principales: 1) en agosto finiquitó el proceso de negociación de deuda con tenedores de bonos: 98,5% de los mismos canjeó bonos 2020 por bonos 2030, 2035 y 2040 (y un bono PDI al 0%, por intereses acumulados desde el inicio de negociaciones hasta su cierre). A mi juicio, la jugada resultó prácticamente satisfactoria y expedita; 2) en septiembre, el FMI dio luz verde a un nuevo financiamiento (Servicio Ampliado SAF), por 6500 millones USD (sumado a: marzo de 2019 aprobaron un financiamiento SAF, que fue cancelado 14 meses después; mayo de 2020 apoyo emergente de 643 millones USD). ¿Lectura? Alivio financiero. Mejora de la sanidad de la liquidez ecuatoriana.
Respecto al cambio ministerial, tengo pocas expectativas: no por el Ministro Pozo ya que su conocimiento de la realidad nacional es profundo, y él es estrictamente técnico; pero sus primeras declaraciones poco hablan de buscar nuevas formas de maniobrar instrumentos y de encargarse de la política en pro de mejor y mayor retorno social: “viceministros ratificados”. Es conocida la frase: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados distintos”. Se puede hacer mucho en 8 meses, pero dudo bajo esa declaración.
Ahora bien, creo que el problema no está en “qué hacer”, sino en el “cómo hacerlo”. Ya sabemos lo que hay que hacer. Sí, armonizaciones en sectores para que respondan a las demandas sociales y desafíos de un mundo globalizado y golpeado por una pandemia 2020: empleo (condiciones laborales de vanguardia y salarios de dignidad, y estabilidad), seguridad social (efectiva atención de salud y garantía de retiro y pago de pensiones), régimen tributario (mirar estimulo empresarial vía reducción del tributo a la renta, y aumento al patrimonio como personas), y economía real y macroeconomía (mayor y más dedicado trabajo en producción y competitividad (exportaciones), y atracción de inversionistas foráneos (inversión extranjera)). Si no hay madurez y voluntad para consensos en pro “del cómo”, seguiremos en “bucle”: deuda nueva para cubrir deuda vieja; y ambas serían gasto.