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El Telégrafo
Oswaldo Paz y Miño

No es crimen de Estado

28 de septiembre de 2022

El femicidio que según las determinaciones fiscales se ha   cometido en contra de la abogada,  ciudadana, María Belén Bernal en una de las instalaciones  de la Escuela Superior de Policía General Enríquez Gallo, en el que se encuentra involucrado y bajo fines de investigación y prófugo de la justicia al momento, quien fuera conyugué de ella,  el ciudadano,  teniente Germán Cáceres, provocó dolor e indignación de la mayoría de ciudadanos de nuestra tierra, que nos conmovimos ante un acto cometido con violencia extrema, con brutalidad, con alevosía. Lo sucedido los días posteriores al vil femicidio, hasta que el cadáver fuera ubicado, evidencia además un comportamiento perverso hasta con los restos de la mujer asesinada.

Todos hemos sentido tristeza y hemos lamentado el crimen. No hay ya vuelta atrás como se quisiera, lo hecho, hecho está y quien o quienes fueron, autores, cómplices y omitieron informar de la fechoría deben recibir sobre ellos todo el peso de la ley.  El principal sospechoso deberá ser capturado y con él quienes determinen las investigaciones, según su grado de responsabilidad por acción y por omisión en el acto punible.  El Estado de Derecho, y la Justicia tienen entre manos un asunto a resolver, con plena aplicación de la constitución y la ley. Se deberá respetar con total rigor el debido proceso para todas las partes que están o puedan aparecer involucradas en esta desgracia y la justicia tiene que llegar hasta las últimas consecuencias, caiga, quien caiga.

La muerte violenta de la dama asesinada, según las presunciones legales iniciales, e indicios, direccionan a que fue su marido el victimario, un individuo, una persona relacionada de forma directa e íntima con la víctima, con quien tuvo un conflicto en instalaciones estatales, asignadas a la Policía Nacional, lo que no convierte al Estado, ni a la policía en culpables del crimen.

Ningún análisis objetivo, puede sostener tales barbaridades afirmadas. Si lo hacen de forma tendenciosa, politiqueros de oposición al gobierno, que antes fueron gobierno, y que no trataron precisamente bien a la Policía como institución. Ahora con pretexto del crimen cometido en contra de la abogada Bernal, estos, se vuelven a ensañar en contra de la Policía Nacional, a la que acosaron durante el gobierno verde. Se van en contra de la entidad taimadamente, y cínicamente y pretenden usar el femicidio que ha conmovido al país, para disimular y cambiar la mirada de la gente a ese crimen solamente, cuando actos corruptos cometidos por prófugos que gobernaron y se encuentran sentenciados, también fueron delitos muy graves en contra de la nación misma.

Si la manipulación política del crimen cometido en contra de la abogada María Belén Bernal es un acto de irrespeto contra la memoria de la víctima, tanto o más deviene en ser, el que se acuse al Estado de tal femicidio por causas que tengan como aspiración recibir compensaciones económicas.

El que la muerte de la víctima se haya producido en edificios policiales, no es argumento de que el Estado sea culpable de tal muerte. Crimen de Estado: “corresponde a un acto cometido por un gobierno o agencia del gobierno, es decir, por el mismo Estado, que va en contra de las leyes de ese gobierno o del derecho y principios internacionales reconocidos.” Arturo Saldíva Presidente de la Suprema Corte de Justicia de México. Con este sabio concepto coinciden tratadistas y cuerpos legales de distintos países.Bien vale dejarlo enunciado para que no se tejan verdades que pretenden satanizar a una institución fundamental para el Estado Ecuatoriano, la Policía Nacional, ni para sacar ventajas de tales acusaciones infundadas.

Urgen cambios en la Policía Nacional, no cosméticos, sino de fondo, que deben iniciar pronto y que en el tiempo pueden tomar al menos una generación, si se considera el hecho formativo de oficiales y tropa.

Es imprescindible el acercamiento de la Policía Nacional con los ciudadanos civiles, un re encuentro, es necesaria una relación fundamentada en la confianza mutua. Los policías también tienen derechos humanos, y los buenos de ellos se juegan la vida día a día por los ciudadanos, por “servir y proteger”

Por último, quede dicho que la violencia de género también afecta a los hombres, hay muchos casos de mal trato a ellos que están ocultos en la sociedad, que no se comentan, por un prejuicio que se origina desde la ley, que debe buscar que las víctimas de la violencia doméstica, o de género si no es en casa, sea tratada de igual forma, y maltratadores y maltratadoras, tengan ante la ley el mismo catálogo de sanciones y ante los jueces, no existan visiones diferenciadas.

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