Publicidad

Ecuador, 20 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Ni calco ni copia

25 de junio de 2011

Apocos días de su triunfo en segunda vuelta, Ollanta Humala inició una gira por los países sudamericanos, que comenzó por Brasil, confirmando sus declaraciones acerca de que el “modelo”  a seguir sería Lula y no el demonizado presidente Chávez.

 Complejas condiciones debió afrontar para sumar adherentes que fueron desde el liberal Vargas Llosa y el centroderechista Toledo, hasta los partidos de izquierda que fueron los primeros en apoyar su propuesta. Un enfoque dialéctico, es decir, de acuerdo a las circunstancias propias del escenario político en que operaba, determinaron las políticas de alianzas y compromisos con variados sectores que tienen diferentes visiones sobre el Perú y las políticas que deben aplicarse para solucionar los problemas que los aquejan.

Las realidades visitadas son distintas: Piñera representa a la derecha del país austral y tiene un fuerte apoyo internacional de las potencia capitalistas. Los presidentes de Argentina, Uruguay y Paraguay forman parte de la nueva ola progresista que está llevando a cabo transformaciones estructurales en la región. En estas visitas, Humala actuó como futuro jefe de estado de un país que mantiene relaciones cordiales con sus vecinos, sin coincidir necesariamente con ellos.La nota emotiva la puso su encuentro con el ex  presidente brasileño.

La segunda parte de la gira se inició por Bolivia. El recién electo se mostró eufórico al visitar a Evo Morales, a quien lo une su ancestro aymara. Sus declaraciones en el sentido de que sueña con la desaparición de fronteras y la reconstitución del mítico Tahuantinsuyo, expresan una parte de su ideario político, el Nacionalismo, exteriorizado en sus campañas electorales. La otra vertiente ideológica de Ollanta ha sido el Socialismo, en el que lo formó su padre.  En fecha próxima visitará Ecuador, Venezuela y Colombia. El tiempo dirá si está o no dispuesto, frente a la realidad de tratados de libre comercio y otras ataduras que le deja Alan García y  las presiones de quienes lo apoyaron en última instancia, a dar un golpe de timón a la política neoliberal impuesta a un sufrido pueblo que confía en que cumpla sus promesas.   

Un coterráneo ilustre de Humala,  José Carlos Mariátegui, escribió hace mucho tiempo que el Socialismo en América Latina no debía ser calco ni copia sino creación heroica. En las difíciles condiciones en que tomará el poder, Humala tendrá la posibilidad de desarrollar un modelo propio, “a la peruana”, como lo necesita su pueblo.

 

 

Contenido externo patrocinado