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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Navidad sin paz ni equidad

27 de diciembre de 2015

¡Paz en la Tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad! Mensaje navideño que da impulso a la realización del Buen Vivir, y a la igualdad entre todos. Resonó en todos los idiomas a través del mundo creyente y ateo.

Sin embargo, predominó el consumismo materialista, en medio de bellísimas iluminaciones de edificios, calles y plazas, árboles de Navidad, villancicos, regalos, pero en contraste de miseria y pobreza, y de la tragedia de los refugiados, fenómeno del año, cuando hay recursos suficientes, humanos y financieros, para que impere la equidad. Falta ‘buena voluntad’ para lograrlo.   

Dice Leonardo Boff: “Desde que la sociedad pasó a ser de mercado, todo se volvió oportunidad de ganancia, hasta las cosas más sagradas”. Es lo que ha sucedido con la celebración de la Navidad para muchos.

Y añade: “Los Estados, en su mayoría, se ven obligados a gestionar la macroeconomía globalmente integrada y mucho menos a servir al bien común de su pueblo”.

Otra Navidad en la que no se dio, ni siquiera una tregua, al proceso de guerra mundial incoado en Irak, cuando Bush junior dio el parte de victoria desde un navío de guerra, dando falsos pretextos para convocar a pelear las guerras del petróleo, del agua, por la Amazonía. La OTAN sigue expandiéndose, y ha  invitado a Montenegro a prepararse para ser el miembro 29 de la Alianza.

Las llamadas guerras de cuarta generación han entrado en escena contra los países progresistas de América Latina a los diez años de la derrota del ALCA en Mar del Plata.

El gran espectáculo que atrajo multitudes en estos días no fue alrededor de la humilde cuna del homenajeado, sino El despertar de la Fuerza, el nuevo episodio multimillonario de La Guerra de las Galaxias.

Como que siguiéramos en la época de las cavernas, habiendo cambiado solo el garrote por armas sofisticadas, retrasados en el proceso de hominización, hacia un uso adecuado  de la inteligencia para la solución de conflictos, sin el exterminio brutal de las guerras.

Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz, radicado en Estocolmo, el gasto mundial en armamentos sigue alcanzando récords históricos con cifras que superan los miles de billones de dólares, una aberración y afrenta a la inteligencia humana. El dinero que se ahorrara en una corta tregua bélica, garantizaría a los más pobres  lo esencial para su subsistencia.

En fin, la Navidad ha sido la fiesta de los niños y lo sigue siendo para los que viven en familias acomodadas y adineradas. Da tristeza ver el desamparo de niños pobres, y conmueve lo que escribe un sacerdote marista desde Siria: “Los niños de Alepo, como muchos niños del mundo, sufren las atrocidades de la guerra cuando los poderosos del mundo persiguen sus propios intereses.

¿Qué decir? ¿Qué hacer? ¿Cómo apoyar a tantos niños en la miseria? ¿Cómo proporcionar a estos niños un apoyo psíquico, humano y espiritual que les permita vivir plenamente su infancia?”. Un reto para el mundo que se dice seguidor de Jesús de Nazaret, que debe construir una civilización de amor y equidad. (O)

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