Definitivamente el tema de actualidad en el mundo del tenis es el regreso a las canchas de Rafael Nadal. Sus actuaciones, tras 7 meses sin jugar, asombran a propios y extraños; incluso a veces el mismo “Rafa” parece ser el más sorprendido con sus resultados en los 4 torneos que ha participado.
Fue finalista en Viña del Mar, campeón en San Pablo y Acapulco, mejorando cada día. Pero eran torneos sobre canchas de arcilla, su superficie favorita, donde su rodilla lesionada no sufre el mismo castigo que en cancha dura. Además, sus detractores decían que se trataban de citas de menor premiación, donde no enfrentaba a los mejores jugadores del planeta.
Pero Nadal, con cada partido iba poco a poco convenciendo hasta al más pesimista y la final en Acapulco, donde arrasó a David Ferrer, marcó un punto de inflexión. Mandó un mensaje a sus rivales de que, por lo menos en cuanto a canchas de polvo de ladrillo se refiere, había vuelto con todo.
Quedaba una incógnita por despejar: ¿Podría resistir su cuerpo la transición a las canchas de cemento? Estoy seguro que el mismo “Rafa” y su equipo estaban con incertidumbre y preocupación. Corrían rumores de que no participaría en Indian Wells, el primer Masters 1000 del año.
Con pasar un par de rondas y no sentir molestias en su rodilla, muchos tenistas se darían por satisfechos y lo considerarían un paso adelante en su recuperación, pero Nadal tiene una mentalidad distinta, que lo diferencia del resto; tanto que si decide competir en un certamen es para ganarlo.
En Indian Wells, “Rafa” no estaba entre los favoritos con jugadores en su mejor momento como el # 1 del mundo Novak Djokovic, invicto en 2013 y el resto del top 10 en el cuadro con Andy Murray y Roger Federer.
Nadal era la siembra 5, una posición en la que no ha estado desde hace años. Por ser cabeza de serie estuvo libre en la primera ronda, en la segunda enfrentó al estadounidense Ryan Harrison y después del primer set que se le complicó -pues estuvo siempre arriba- logró afianzarse en el segundo y ganar por 7-6 y 6-2.
Su rival en la tercera ronda fue el argentino Leonardo Mayer, quien no pudo entrar a la cancha por un problema en su espalda, dejándole el camino libre a octavos de final y dándole un día adicional de descanso.
Su siguiente rival, el letón Ernests Gulbis, llegaba con mucha confianza tras vencer al # 9 del ranking, Janko Tipsarevic, y luego al italiano Andrea Seppi (20), quien además había sido campeón en el ATP de Delray Beach.
Gulbis es un jugador potente, con tiros que hacen daño; es un tenista del que siempre se esperó más de lo que ha demostrado hasta el momento. Pero que en las últimas semanas parece haber encontrado su mejor tenis y contra Nadal sacó a relucir su juego, llevando a “Rafa” hasta el límite, tal y como lo reflejó el marcador: 4-6, 6-4 y 7-5.
Posiblemente eso fue lo mejor que le podía haber sucedido al español, un partido difícil con mucha tensión, ante un jugador que venía en racha. Ganar ese tipo de partidos incrementa la confianza, templa los nervios -justo lo que necesitaba- después de un año sin haber jugado en pista de cemento.
Ya en cuartos de final las cosas no se ponían más fáciles, pues su rival era nada menos que Federer: su eterno rival. Tal vez, la prueba más difícil desde su regreso fue contra el más grande de todos los tiempos, quien desplazó a Djokovic (# 1 del ranking) por unas semanas a fines de 2012.
“Rafa” resolvió el pleito sin mayores problemas (6-4 y 6-2), el resultado anunciaba al mundo que Nadal no solamente podía jugar en canchas duras, sino que además podía vencer a los mejores del mundo.
Thomas Berdych, su adversario en semifinales (# 6 del mundo) y hace poco finalista en Dubai, fue otro jugador de golpes con poco efecto que cayó ante él. El checo fue incapaz de sacar su mejor tenis. Nadal supo aprovechar ese bajón para ganar en dos apretados sets: 6-4 y 7-5.
Su contrincante en la final fue el argentino Juan Martín Del Potro, quien merece un capítulo aparte porque hizo un torneo espectacular, demostrando que está para grandes cosas -también- en esta temporada.
“Delpo” arrasó al ruso Davydenko, a los alemanes Bjorn Phau y Tommy Haas sin ceder un set, y en cuartos de final sorprendió al # 2 del mundo: Murray por parciales 6-7, 6-3 y 6-1.
En “semis” acabó con el invicto de 22 partidos de Djokovic. Una vez más viniendo de atrás (4-6, 6-4 y 6-4) para clasificar a la final. Allí, “Delpo” comenzó dominando desde el fondo, jugando agresivo e incomodando a “Rafa”, que no tenía profundidad en sus tiros. El argentino ganó el primer set 6-4 y se adelantó con un quiebre en el segundo, pero Nadal siguió luchando: buscó hacer más daño con su derecha y comenzó a sacar mejor; ganó el segundo set 6-3 y en el tercero estuvo por un quiebre arriba, pero el “tandilense” se recuperó y mantuvo su servicio, se fue arriba 5-3, Del Potro no se rindió y salvó “match points” estando 0-40 con su servicio, pero en el décimo “game”, Nadal definió el partido con tiros ganadores de derecha y definiciones cerca de la red para adjudicarse su Masters 1000 # 22, un récord absoluto.
Este partido significó la victoria # 600 en la carrera de “Rafa”, el vigésimo tenista en la historia en conseguir esa cifra y, con solo 123 derrotas tiene, al momento, el porcentaje ganador más alto en la historia con 83%. Junto con Djokovic son los ganadores de 2013: 17 triunfos y 1 derrota.
Su equipo le aconsejó descansar y no jugar el Masters 1000 de Miami por precaución. La meta de “Rafa” es llegar al 100% para la temporada de arcilla, que comenzará con el Masters de Montecarlo el 14 de abril, donde el español será favorito para defender su título; luego seguirá Barcelona, donde habrá que ver si juega Madrid y Roma o decide descansar una de esas dos semanas.
A lo mejor se decida por el torneo que ha dominado durante casi una década: Roland Garros, y en el que buscará su octava corona de Grand Slam. ¡Yo tengo mi favorito para el Abierto francés y se llama: Rafael Nadal!