Era el año 1990, y éramos inocentes. De eso quisiera escribirles esta semana, además de la más potente balada del Fin de la Historia y de la Nueva Guerra Fría. A principios de esa década la globalización no había entrado a ningún sitio, y todavía teníamos una sola fuente de cultura: la omnipresente televisión ubicada estratégicamente en la sala familiar.
Y pasó un fenómeno maravilloso sucedió en Ecuador: los programas de videos musicales de medio día. Sin quererlo, Video Show, Iguana Legal e inclusive el inolvidable Show de Bernard nos daban una muestra de lo que pasaba allá “en el exterior”, como si todos los ecuatorianos viviéramos dentro de la burbuja. Tengo bonitos recuerdos de almorzar y descubrir música con mi inglés de cuarta categoría.
De todos esos recuerdos, tuvimos a Wind of Change, la balada de Scorpions aparecida en su disco Crazy World (Vertigo, Mercury). A la banda le pasó un fenómeno que pasó como una maldición a las hair metal de los ochenta: no importaba lo intrincada o potente de su discografía: solo fueron recordados por su balada. Y esta en particular, tenía un significado inequívoco, centrado en la experiencia del vocalista Klaus Meine en su gira por Moscú en el año 1989, en medio de la desintegración de la Unión Soviética. Era una canción positiva, de cambio y de búsqueda de otros pactos entre la gente, allí al final de la Guerra Fría 1.0:
Escuchando al viento de cambio
El mundo se está acercando
¿Alguna vez pensaste que podríamos estar tan cerca, como hermanos?
La canción tenía lo suyo: Meine silbaba una tonada que se ha vuelto una leyenda, Michael Shenker hacía su parte con un solo de guitarra muy contundente y tenía tiempo para que el respetable batiera palmas al ritmo del triunfo del Mundo Libre y el retorno a la libertad, en medio del cambio de época tantas veces augurado por los expertos en relaciones internacionales. Las velitas se encendían. Fukuyama decretaba el Fin de la Historia. La democracia liberal triunfaría De hecho, en medio del proceso de disolución de Unión Soviética, Gorbachov los dejó tocar en la Plaza Roja. Al parecer se logró el himno de cambio civilizacional perfecto: contundente, esperanzador y al ritmo de una banda alemana que tocaba rock and roll nacido en América, sobre una situación rusa, en clave universal.
Y sí, mi niño interior gozaba con la idea de un cambio de civilización al son de baladas roqueras. Te daba chance de sentirte parte de algo. Era una canción evocadora de algo que no se había vivido. Podías sentir que seguías el río Moskva, y bajabas por el Parque Gorky, escuchando al viento de cambio. Era un temazo, pero atormenté a mi pobre madre con esa canción por meses. Ella no creía en la Perestroika y era menos optimista y más inteligente que yo.
Treinta años después, se nota que el viento de tormenta que tocará la campana de la libertad (Scorpions dixit) nunca sonó, en ningún lado del mundo. El ideal kantiano de una democracia rampante y triunfadora por todo el orbe ha sido reemplazado por una aplicación del realismo radical y claro, en la que cada Estado lucha por su sobrevivencia en un mundo complejo, inescrutable y peligroso. Ni el capitalismo ni el comunismo funcionan, y han generado no pocos males para todos. Nuevamente se ha calentado la Guerra Fría 2.0, y ahora los niños del mañana soñado en la canción no comparten sus esperanzas: malviven en medio de un ambiente envenenado de redes sociales tóxicas, superficialidad, precariedad, violencia y desinformación. Los Vientos de Cambio, ahora son Vientos de Duda. Y desgraciadamente de conflicto.
No es mejor lugar para ser positivo, y rezo que para el momento que aparezca este artículo, este nuevo enfrentamiento de superpoderes no se haya calentado en tierras ucranianas. Sería una traición para todos quienes creían que la canción tenía razón, y que los cambios son positivos. Deberíamos ser, más que una humanidad que sólo piensa en una carrera loca hacia delante, mucho más leales con esos chicos que después de almuerzo, escuchaban canciones y tenían sueños.
Aunque hay algunos de esos chicos de los 90 que ya están decidiendo en futuro de países. De eso hablaremos la próxima entrega. Tengan buena semana. Crean en el rock and roll.