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El Telégrafo
José Vales

Mujica & Sanguinetti: dos políticos para recomendar

23 de octubre de 2020

Dos ex presidentes. Casi una vida enfrentados, militando por causas muy distintas, ahora decidieron retirarse el mismo día de sus cargos en el Senado, haciéndole el último favor a esa pasión que los arrastró desde niños: la política.

Hoy cuando la polarización y la grieta es la constante en buena parte de la región (y en buena parte del globo), José “Pepe” Mujica y Julio María Sanguinetti, octogenarios ambos, se estrecharon en un abrazo y coincidieron que la política está en crisis. Eso en Uruguay porque a mi modo de ver, la política está a pedir de Habeas Corpus, hace rato ya.

Suerte la de los uruguayos, que cuentan con la clase dirigente más civilizada de la región. En Mujica, la política latinoamericana tiene a un hombre con un gran sentido común, dueño de una cosmovisión cada día más acertada y que cumple con el canon del buen ciudadano: “además de ser honesto hay que parecerlo…” Si en Latinoamerica estuviésemos obligados a mostrar algo parecido a Nelson Mandela,  ese es Mujica el que en su jardín “nunca cultivé la planta del odio…”.

El Sanguinetti presidente o líder del Partido Colorado era difícil de digerir, pero siempre se le reconoció su condición de estadista. Hombre de una cultura prodigiosa y diestro no sólo en ideas económicas sino en el debate. Heredero de una tradición política que lleva el sello de José “Pepe” Batlle y Ordoñez (1903-1907 y 1911-1915).

Si uno pretende hacer política por centroizquierda, el mejor contrincante que te pueda tocar debería ser un clon de Sanguinetti.
Al abandonar el Senado para darles paso a los más jóvenes, los dos hablaron de conciliación y bonhomía democrática. Se estrecharon en un abrazo para cerrar un capítulo de la historia del “paisito” y por qué no, de la región.

Es en ellos dos donde el resto de mandatarios, presidentes con escasas lecturas en su haber y con menos “calle”  que Venecia, fruto de la mercadotecnia o inventos del poder económico, deberían mirar, bucear, acudir en busca del consejo de alguno de ellos, para no caer en reiterados errores o en papelones cotidianos. Aprovéchenlos. Están ahí, desprendidos del cargo y con tiempo y ganas de transmitir su experiencia.

Podrían aprender mucho, y nosotros votantes y tributantes compulsivos, terminaríamos beneficiados en tanto, sociedad. Como verán siempre a pesar de los tiempos que corren, habrá lugar para pequeñísimas utopías.  (O)

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