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El Telégrafo
Mae Montaño *

Mujeres: el turno es de los partidos

08 de marzo de 2020

No puedo empezar este artículo sin expresar mi reconocimiento a todas esas mujeres ecuatorianas y del mundo que hicieron posible que lleguemos a este momento de la historia. Desde Matilde Hidalgo de Prócel pasando por todas y cada una de mis pares con las que en algún momento hemos luchado codo a codo por la reivindicación de los derechos, roles y participación de las mujeres desde mi época de activista social, antes de entrar en la política partidista. De ahí es donde provengo y ahí forjé mi carácter desde muy pequeña cuando fui criada por dos madres (mi Madre biológica y mi tía) increíblemente luchadoras por la ausencia de la figura paterna en mi hogar. Todas han sido aporte importante y valioso.

Mientras escribo estas líneas, el Ecuador tiene una Presidenta de la Corte Nacional de Justicia, una Fiscal General de la Nación, una Presidenta del Consejo de la Judicatura, algunas Ministras de Estado, decenas de Asambleístas y varias autoridades de elección popular que representan (con más y menos suceso) a nuestro género; y esto solo a nivel político, porque hay muchísimas más que se desempeñan de manera brillante en el ámbito privado y profesional. Hemos dado pasos firmes para ello.

Esto indica que estamos bastante cerca de tener la misma calidad de representación política. Y digo bastante cerca porque las mujeres todavía no hemos dado ese último gran paso: optar por la más alta posición que existe de representación popular a pesar de que, de acuerdo con una reciente encuesta de Cedatos, el país en un altísimo porcentaje, siente que ya ha llegado la hora de que una de nosotras esté en ese lugar.

Sin embargo, pienso que aún tenemos una deuda pendiente: ¿qué partido o movimiento político tradicional tiene como principal líder a una mujer? La respuesta es lapidaria: los podemos contar con los dedos de la mano. Y ahí está la oportunidad de que seamos nosotras las agentes de ese cambio al interior de las organizaciones políticas.

Por eso los dos retos que tenemos adelante son: que una de nosotras llegue algún día a lo más alto de este país y para que hayan organizaciones que se tomen muy en serio esto que ya está aquí: que hemos llegado para quedarnos. (O) * Asambleísta independiente

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