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El Telégrafo

Mujeres de revoluciones cotidianas

08 de marzo de 2012

Las luchas más intensas siempre son aquellas en las que la ternura queda intacta. Son las batalladas por las mujeres. Ellas, las de los lugares comunes: reacción inmediata, resistencia, una profunda sensibilidad y  previsión.

Son compañeras, hermanas, madres, abuelas, tías, amigas… quienes con vitalidad han hecho de sus cuerpos el lugar de las resistencias, de las derrotas y las conquistas. Nuestros cuerpos femeninos han abarcado los tiempos como si acunaran, sin dejar la esperanza, el amor más profundo, soberbio y paciente de la historia.

En el discurso del presidente Rafael Correa, pronunciado el 8 de marzo del 2010 por el Día Internacional de la Mujer, incluido en este libro, cuenta esas historias de varias mujeres ecuatorianas “insumisas, rebeldes hasta el sacrificio, inmensas, sabias creadoras… con los ojitos llenitos de futuro”. Nombra a compañeras luchadoras, indígenas y mestizas, muchas anónimas… responsables y apasionadas por las libertades de los pueblos y los derechos.

Todos esos nombres y otros, la mayoría anónimos, han tejido este país que se asemeja a una colcha de colores vivos y alegres o a las montañas de la Sierra Centro después de la lluvia. Las mujeres somos hacedoras y tejedoras de los más bellos parajes y conquistas de la democracia. Como dice Clarissa Pinkola Estés: “Estamos tan vivas que damos vida; estallamos, florecemos, nos dividimos y multiplicamos, fecundamos, incubamos, transmitimos, ofrecemos”. Todas estas actitudes solo pueden haber logrado un ejercicio de los derechos plenos y siempre pendiente del bien común.

Estuvimos en Montecristi, y no sólo que nos mantuvimos firmes para defender las conquistas de la Carta Política de 1998, sino que, además, sumamos otras: el 95% de las demandas de las organizaciones de mujeres está en la Constitución del Ecuador, una de las más progresistas del mundo, incluyente, diversa… 

En esa Constitución las políticas de género son transversales: combaten las desigualdades económicas, laborales; fortalece las diferencias, la diversidad de identidades y la equidad de la representación. Promulga la igualdad y la discriminación, reconoce las labores de autosustento y cuidado humano como trabajo productivo. El derecho a la seguridad social se extiende a las personas que realizan trabajo no remunerado en los hogares. Una vida libre de violencia ya está decretada: el Estado deberá adoptar medidas para prevenir, sancionar toda forma de violencia, en especial aquella en contra de las mujeres, niñas, niños, adolescentes, adultas y adultos mayores, personas con discapacidades.

La participación política de las mujeres se siente en cada espacio público y en cargos de dirección del Gobierno: según el Consejo Nacional Electoral, estamos representadas en un 40%. Falta bastante, pero la equidad de género en esta etapa es una prioridad.

Las conquistas de las mujeres en esta Revolución Ciudadana se sintetizan en seis ejes fundamentales: Economía social y solidaria, Seguridad social, Salud sexual y reproductiva, Acceso a la tierra, Participación política y la Erradicación de la violencia.  Hay mucho trabajo por delante, pero nuestras batallas han encontrado victorias.

Justamente  esta segunda publicación de la colección de “Pensamiento de bolsillo”, del Ministerio de Coordinación de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados, pone a disposición varios textos de distintos géneros para abordar los pensamientos femeninos desde varias entradas: el discurso, el ensayo, el análisis político y coyuntural y la crónica. Otras formas para hacer del debate una actitud cotidiana y transformadora.

Que nadie nos diga lo contrario, nuestras pequeñas revoluciones desde la casa, la fábrica, la tienda, el campo, la oficina, la calle, el cuerpo… nos han llevado a esta Revolución a la que estamos cuidando y enriqueciendo con estrategias tan nuestras: la habilidad de percibir y aprender nuevas maneras, la tenacidad de atravesar senderos turbulentos y la paciencia de aprender el amor profundo con el tiempo por las y los hijos, las y los compañeros, las y los seres humanos, por la Patria, o “Matria”. ¿Ustedes dirán?

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