En la academia se habla desde hace algún tiempo del pensamiento crítico el que devino de propuestas filosóficas que colocan en duda a la verdad que parece inmutable. El pensamiento crítico analiza y evalúa la consistencia de los razonamientos, coloca especial atención a los postulados o afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderos, en el contexto de la vida cotidiana y de forma particular crítica la estructura del poder impuesta históricamente.
El pensamiento crítico se realiza dentro del espacio de la observación, del razonamiento contestatario y de la utilización de los principios que entrega el método científico. El pensamiento crítico es uno de los generadores de nuevos conocimientos y se ha encontrado cercano a la liberación, a la emancipación, a la búsqueda de equidades y de igualdades. el pensamiento crítico está relacionado con el escepticismo y con la crítica a la falacia.
Lamentablemente estas transformaciones que hemos sufrido como sociedad, que han sido regresivas, se han constituido desafíos de esas verdades establecidas y que se han derrumbado como castillo de naipes, nos convencieron de que después del capitalismo de forma evolutiva desembocaremos en el socialismo y a posterior en el comunismo, también nos convencieron sin sustento de que hay revoluciones y que seremos luego de ellas más iguales. Ese pensamiento evolutivo no se ha cumplido y más bien apunta nunca llegarán. Mas bien, las revoluciones han sido un retorno a sistemas del uso del poder de mayor adaptación al propio sistema capitalista. El Estado que lo pensábamos como un actor positivo nos ha dado muestras de sus vacíos y ese rol positivo que anhelábamos, ha quedado en deuda, la clase obrera y sus sindicatos ya no son referentes del pensamiento social o a la denominada “izquierda” política. Todas estas experiencias se convierten en un desafío para el pensamiento crítico y la necesidad de buscar nuevas salidas, desde la reflexión, para la sociedad contemporánea.
La academia que se pensaba que sería el actor clave para el desarrollo de la sociedad se ha vuelto burocratizada, instrumental, lejana a la sociedad. Ahora se colocó en el espacio del mercado y no ha reaccionado en contra de los indicadores que supuestamente son de calidad y que se han universalizado. El estudiante pasó a segundo plano y le ganó el capital. El pensamiento crítico ha sufrido las consecuencias de una academia tecno burocrática y vanidosa.
El escenario de estos factores difíciles y retrógrados en el desarrollo de la sociedad y de la construcción del pensamiento es indispensable para los desafíos presentes; especialmente, en nuestros países donde el pensamiento crítico requiere una nueva interpretación, que recupere la capacidad de reflexión creativa de otros tiempos, para conseguir superar los problemas de la sociedad moderna. Será bueno retomar el pensamiento social latinoamericano desde Mariátegui hasta Echeverria para apalancar un pensamiento social crítico y que este no se muera ante la prevalencia del capital y del mercado que nos incomoda y nos somete de forma silenciosa en contra de la vida.