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El Telégrafo

Muchedumbre 30S

23 de abril de 2011

Desde el principio se sabía que esta guerra no se iba a producir. Tras la guerra caliente (violencia del conflicto), tras la guerra fría (el equilibrio del terror), llega la hora de la guerra muerta  -¿descongelación de la guerra fría?- que deja que nos las compongamos con el cadáver de la guerra, y con la necesidad de gestionar este cadáver en descomposición, que nadie en los confines del Golfo consigue resucitar. Así inicia Jean Baudrillard su ensayo La Guerra del Golfo no tendrá lugar.

 

El ensayo sugiere un tema: como lo único que miramos en esa guerra fueron los misiles, transmitidos por la CNN, cayendo sobre Bagdad, para nosotros no existió tal guerra (nunca nos mostraron las más de 100 mil bajas colaterales, ese eufemismo para decir el asesinato de civiles, incluidos niños).

 

Ahora, como si se tratara de un ensayo del absurdo, continúan las voces diciendo que el 30S, la sublevación de una parte policial y los conspirados, no existió. Algunos creen que es mentira. Es un show montado desde el Gobierno, dice la oposición, esa misma que sufrió la ira forajida, cuando las paredes de Quito se llenaban de grafitis: “Apaga la TV, la realidad está en las calles”. Esos medios que -en menos de 3 minutos- tratan de explicar un conflicto.

Aquí también hay una guerra mediática. Como si fuera Fuenteovejuna, pero al revés. Hay una diferencia: mientras desde 1995 fueron derrocados tres presidentes por el pueblo, en el 30S fue una parte del pueblo que fue a rescatar al secuestrado, por quienes deben proteger a los ciudadanos.

 

El documental ancla la realidad para que no se pierda la memoria. Y eso es precisamente Muchedumbre 30S, de Rodolfo Muñoz: su equipo y muchas voces prestaron sus imágenes para preservar la historia, como un homenaje a los ocho muertos y más de 300 heridos anónimos.

 

El documental muestra los dos lados. Hablan el policía que quitó la máscara al Presidente, quienes irrumpieron en la Televisión Pública, la madre del estudiante asesinado por los policías, el militar, héroe del Cenepa y con prótesis, quien nos dice que lo único que importa es el diálogo ante la violencia. Y está un pueblo rebelde, más allá de cualquier tiempo.

Es un documental de 90 minutos, serio y sugerente, donde las conclusiones las saca el público. Muñoz, antes, nos entregó esa denuncia contra el racismo que es Tarjeta Roja. Al mirar sus programas, como La caja de Pandora, algunos nos alegramos de que no esté más en CNN, que media la realidad desde su enorme ojo.

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