Publicidad

Ecuador, 07 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Movimiento PAIS, 9 años de organización (II)

18 de abril de 2016

La semana pasada, decíamos que el movimiento en su Convención Nacional de 2014 decidió una nueva forma de estructurarse; superar un modelo de organización que encontró sus límites y que requería ajustarse a las nuevas circunstancias. De ese año hasta estos días el movimiento se ha fortalecido, quizás no a gusto de todos, pero sí ha logrado adecuarse, prepararse a los nuevos momentos políticos que el Ecuador demanda. Ahora mismo vemos que la discusión, el debate ha tomado mucha fuerza ciudadana con las Conferencias Ideológicas, propuesta inédita en la vida democrática del país; ningún movimiento o partido político, que se recuerde, ha tomado la decisión de generar mayor apertura política, discutiendo desde sus bases, incluso más allá de su militancia, lo que ha sido como proyecto político durante 9 años.

Eso demuestra la capacidad de comprender que los tiempos políticos requieren madurez política superando las visiones de grupos, tendencias, matices, etc., y comprender que ese proyecto político necesita una reflexión autocrítica que va más allá de personas, sino que es producto del debate colectivo, grupal, organizativo. Ahí está una de las mayores fortalezas que tiene el movimiento.

Las diferencias, los matices ideológicos son motivantes, nutren el arco ideológico de la organización; son una garantía de que la diversidad no se convierta en oportunismo, en posiciones que atenten a la propia organización. Esa diversidad, la capacidad de lo diferente ya se ha manifestado en lo que para unos se ha convertido en una “urgencia”: la definición por el o los candidatos; siendo legítimas esas necesidades, lo estructural no pasará, necesariamente, por esa definición sino por tener un programa de gobierno sólido, propositivo, innovador; que dé cuenta de las demandas y exigencias de la ciudadanía y no solamente de los potenciales electorales. Con un programa definido que salga de esas conferencias, la definición de los candidatos a la Presidencia y/o a la Asamblea Nacional será más clara y pertinente; se logrará superar el inmediatismo, el apresuramiento, el correcorre por ya posicionarse por alguien.

De qué sirve tener los candidatos si no se tiene claridad de lo que se le propondrá al país para los años venideros. De qué servirán las diferentes tesis propuestas, aunque sean sumamente valiosas, si la ciudadanía no les da el aval necesario; si no se quiere repetir los errores electorales conviene desvelar el porqué de los apresuramientos; ¿cuáles son los temores o acaso si no sale el/los candidato/s que cada uno quiere, optarán por lanzarse por fuera del movimiento? Pareciera que es más fácil hablar de ser orgánicos que comportarse como tal. Pareciera que el temor al futuro —que debe ser más ciudadano, sin duda— presiona a algunos a hablar de radicalismos sin haber aún un programa: eso es contradictorio.

Otros dicen que debe haber crítica, pero, parece, que ya tienen los candidatos/as antes de hora. Que debe haber apertura, mayor inclusión de sectores, etc., etc., etc., pero de antemano deciden, exigen, tales candidatos y no otros: ¿eso es ejemplo de una democracia radical? Quizás lo peor es que, pareciera que hay “versiones” de qué es y quiénes son el movimiento PAIS. Y funciona dependiendo de los intereses: lastre aún de una cultura política que guarda taras históricas afectada por un efecto burocrático de sustituir la política como disputa permanente por, exclusivamente, política pública… (O)

Contenido externo patrocinado