Las coaliciones son una forma de gobernanza en la que dos o más partidos políticos trabajan juntos en la toma de decisiones y la implementación de políticas. Las coaliciones pueden ser una estrategia efectiva para lograr una mayoría en el parlamento y, por lo tanto, para formar un gobierno estable. Sin embargo, también pueden ser difíciles de manejar debido a las diferencias políticas entre los distintos partidos y que a veces son antagónicos desde sus raíces. Es importante que cualquier coalición esté bien estructurada y que los partidos involucrados acuerden políticas comunes y un plan de acción claro para el gobierno.
Las coaliciones son necesarias, porque en democracia las mayorías son móviles. La experiencia reciente del presidente brasileño Lula es una experiencia interesante de coalición, ya Lula en su tercer mandato y con una base sólida del Partido de Trabajadores -PT- ha conformado una estructura multipartidista que va desde su vicepresidente y varios de sus ministros son de partidos políticos diferentes al PT para obtener un margen mayor del ejercicio de gobierno.
Las coaliciones lo realizaron antes mismo de las elecciones, otras durante y luego que fue electo. Después de sus primeros cien días de gobierno se lo observa con niveles de gobernanza seguramente superiores a los que se preveía. La coalición es clave, más aún, que, en el caso ecuatoriano, el actual presidente viene de una estructura partidaria sin base política para gobernar; situación que le ha pasado una fuerte factura política después de casi dos años de ejercicio de poder. No le queda otra a Lasso, que se haga funcionar el eslogan del Encuentro para buscar coaliciones políticas, como una de las últimas cartas que tiene el actual gobierno para construir un espacio político que le permita obtener “oxígeno” y enfrentar la segunda mitad del mandato.
Gobernar con coaliciones es un desafío, se deben equilibrar las necesidades y demandas de diferentes partidos y grupos políticos, muchos de ellos con poca legitimidad frente a la sociedad. Desde la racionalidad de los mecanismos de las coaliciones políticas existen ciertas formas mínimas que se aconsejan seguir.
Hay que establecer una visión compartida, que los partidos de la coalición establezcan una visión de consenso y trabajen juntos para lograr objetivos comunes. Esto puede ayudar a evitar conflictos y a mantener un enfoque unificado. La comunicación constante es clave para mantener una coalición unida.
Por esto, es importante establecer canales de comunicación efectivos y asegurarse de que todos los miembros de la coalición estén informados y actualizados. La flexibilidad también es esencial en una coalición, ya que los partidos pueden tener diferentes opiniones sobre ciertos temas. Es fundamental estar dispuesto a comprometerse y encontrar soluciones que satisfagan a todos los miembros de la coalición. Es crucial que todos los miembros de la coalición se respeten mutuamente y reconozcan la importancia de trabajar juntos. Esto puede ayudar a evitar conflictos y a mantener una relación positiva entre los miembros. La clave está en liderazgo fuerte, que es clave para mantener una coalición unida y enfocada en sus objetivos. Es importante que el líder tenga la capacidad de escuchar y entender las necesidades de todos los miembros de la coalición, y de tomar decisiones que beneficien al grupo en su conjunto.
Es tarea difícil, pero no imposible realizar coaliciones que deben ser legitimadas y conocidas por la sociedad. No pueden convertirse en un mercado de repartición de las instituciones públicas o de favores políticos fuera de la ley. Una durísima tarea para el presidente Lasso y para sus colaboradores, que no precisamente tienen experiencia suficiente en coaliciones políticas para tener gobernanza. No queda otra que intentarlo, o tal vez, morir en el intento, en este escenario político tan venido a menos de nuestro querido país.