Publicidad

Ecuador, 08 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Monopolios. Sesgo de ilegalidad o ineficiencia

06 de septiembre de 2016

Un operador que decía ser exclusivo representante de Trenes del Ecuador ofrecía un plan de tres noches ‘Quito/ Riobamba & Tren/ Guayaquil, incluye boleto de tren, alojamiento y alimentación’. Al ir a pagar, se nos hace saber que tiene que ser en efectivo, y que no incluye alimentación, alegando el encarecimiento por la imposición del 14% de IVA, y que además se da una cuota para las víctimas del terremoto.

¿Cómo pretender promocionar el turismo con tales prácticas? ‘All you need is cash’ habría que decirles a los turistas extranjeros, y que estén atentos para no dejarse engañar ni robar.

Con mi esposa decidimos más bien viajar por avión a la península de Santa Elena. Un día quisimos conocer el estado de la Receptoría de Sales. Se nos informó que ya no era ‘monopolio estatal’, sino propiedad de la familia Febres-Cordero en asocio con la transnacional Ecuasal. Nos interesaba conocer la eficiencia de la administración estatal, que para la Revolución Ciudadana ha sido lema primordial, logrando demostrar que es posible que lo público sea administrado con eficiencia y aun ser mejor que lo privado, como se ha demostrado en muchas empresas estatales.

Esto ya había sido posible el siglo pasado, con el espíritu que animó a los jóvenes que organizaron la Liga militar para llevar a cargo la gesta patriótica de la Revolución Juliana. Al firmar el acta juraban “cooperar con todas sus energías hasta el sacrificio, como hombres de dignidad y honor ante el altar de la patria”.

Uno de ellos, que mantuvo su ideal de servicio a la patria, aun después de jubilarse del Ejército, en abril de 1956 aceptó la gerencia de las minas de sal en Salinas, que se encontraban en grave crisis; lo persuadió su amigo, el diplomático Alfredo Correa, quien lo había recomendado a Velasco Ibarra para el cargo como hombre íntegro, excelente  negociador y administrador.

Aceptó porque era un servicio a la patria. Y tomó muy en serio su responsabilidad. Comenzó por hacer un minucioso reglamento interno de la Receptoría, en el que define con precisión las obligaciones y deberes de cada uno de los puestos de trabajo. Además, impartió órdenes de que le presentaran inventarios, lista de productores, detalle de remesas, de gastos reales y demás información que le permitió reorganizar la Receptoría eficientemente. En agosto de ese año, ya conocedor a fondo del negocio, envió al Director General de Monopolios un largo memorando de 19 puntos en el que detallaba las necesidades que había que atender  de la Receptoría para su óptimo funcionamiento. Al término de su gerencia el estanco quedó con superávit.

El término ‘monopolio de Estado’ que  se aplicaba a los estancos de sal, fósforos, del licor, y otros, deja de ser políticamente correcto a la luz de  conceptos, como transparencia y eficiencia estatal, espíritu de servicio y de patriotismo, como empresas del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.

Y desde luego, la propiedad privada tiene dimensión social, en una economía al servicio del hombre. (O)

Contenido externo patrocinado