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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

Monge

20 de abril de 2021

La noche que cambió la historia de nuestro país, ese memorable 11 de abril, al conocerse los resultados electorales y festejando el triunfo de la democracia, el presidente electo Guillermo Lasso ante los ojos del pais, reunidos en el centro de convenciones de Guayaquil, se dispuso a hablarnos a los ecuatorianos. Ahí junto a él se encontraba César Monge, líder de Creo y asambleísta nacional electo. Lasso lo saludo y destacó su trayectoria al frente de Creo desde su fundación. Lo sucedido es una muestra de la amistad fraterna, cordial, respetuosa: un abrazo sentido, caluroso y afectivo.

Ese momento dibujó en su totalidad la estirpe noble y leal que constituye el corazón de Cesar Monge.

Lasso se lo agradeció públicamente. Sus palabras describen el extraordinario esfuerzo y sacrificio de Monge al dirigir Creo para enfrentar una campaña aguerrida, de pelea, con un diseño que debía cambiar de prioridades y enfrentar nuevas dificultades. Monge estuvo al frente en todo momento de la campaña y estuvo liderando, lidiando, organizando, batallando, disponiendo que nunca se acabé el espíritu de ganar, de derrotar a la mentira y al deshonor en su intentó por regresar al poder.

César Monge es un batallador. Un estratega, una inspiración. Conozco a Monge desde que nació Creo y lo he visto desplegar todo su liderazgo y capacidades para hacer de Creo la primera fuerza política del país.

Estás líneas pretenden rendir homenaje a quien es sin lugar a dudas: un gran amigo, un gran padre, un irreemplazable dirigente social y político.  Siendo justos, pretendo al César lo que es del César. Es decir, saludar y dar un gran reconocimiento al líder político de mil batallas. Recorrió el país más que ningún otro dirigente político en la historia política del Ecuador. Me ha tocado hacerle entrevistas estando él en cualquier rincón ecuatoriano. Siempre claro y directo. Activo y sin descanso, siempre de pié; dejando una huella presente en el activismo político nacional.

Monge es un hombre leal. De lealtad total, sin discusión, sin roces ni devaneos. Es una roca firme, que no se movió ante lo que tenía que hacer por cumplir la meta para el país: librarnos de la banda que pretendía regresar al poder. Bien hecho César! Congratulaciones amigo. Dios contigo.

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