Un momento quizá de mayor fortalecimiento de las instituciones del Estado se produce con la afirmación del régimen de producción capitalista y que marca el decenio de los setenta en Ecuador. Al mismo tiempo se producen notables modificaciones cuantitativas y cualitativas en la estructura y superestructura, evidenciadas en un proceso de urbanización sostenido de Ecuador.
En 1967 el consorcio Texaco-Gulf anunció la existencia productiva, en la Amazonía ecuatoriana, del pozo Lago Agrio Nº 1 con 2.640 barriles diarios. En agosto de 1972 se dio inicio a las exportaciones con las que comienza la “era petrolera”, que coincidió con el último y definitivo golpe de Estado, el 15 de febrero de 1972, en contra de Velasco Ibarra. El gobierno militar del general Rodríguez Lara comenzó exhibiendo un plan de acción del “Gobierno Nacionalista y Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, que buscaba que la sociedad ecuatoriana deje de ser “económicamente subdesarrollada, socialmente injusta y políticamente dependiente”.
Se verifica un crecimiento del aparato estatal, formación de la tecnocracia y aplicación cuantitativa de los trabajadores estatales y de la clase obrera que transitó desde el sindicalismo industrial y de servicios, lo que determinará que asuma un papel protagónico en los siguientes años. En esta época se crean grandes proyectos, como los aeropuertos, las hidroeléctricas, se finaliza la carretera que une Quito con Guayaquil por Santo Domingo.
De la misma manera, la promoción de una reforma administrativa es preocupación de los militares que habían establecido un “área estatal de la economía”, que nucleaba y, principalmente, hidrocarburos, electrificación y telecomunicaciones, considerados sectores estratégicos de la producción con nuevas empresas públicas.
Se estima que Ecuador sentó las bases para una nueva administración pública, que es la que se proyecta en términos históricos hasta la modernidad actual. Probablemente, los cambios acontecidos en los setenta son parecidos a los sucedidos en la Revolución Juliana, cuando aparece un Estado moderno y una gestión pública renovada. (O)