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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

Desde la milenaria China

11 de junio de 2019

Atraída por la curiosidad de ver diferentes mundos, de palpar las realidades de otras latitudes, me encuentro en estos días en la China, en una gira por universidades que tienen que ver con la medicina tradicional de este país, con sus ancestrales prácticas de acupuntura, pero también con la posibilidad de comer en restaurantes que usan las hierbas y los productos de la naturaleza, no solo para dar sabor a los alimentos, sino sobre todo para que esas hierbas medicinales se vuelvan parte de una política de comida saludable y fortalecedora del sistema inmunológico.

Seguramente habrá escépticos que no admiten otra medicina que la occidental, sin darse cuenta que otras formas de curar las dolencias, como las de la antigua China, vienen de prácticas milenarias que han probado su eficiencia. La necesidad de conectar los diferentes componentes de los seres humanos, de tratar la mente al mismo tiempo que el espíritu, nos hacen pensar en que todavía tenemos mucho que aprender, en que tal vez es posible el que una práctica de una medicina, que podemos llamar ecléctica, sea la mejor alternativa para los tiempos en los que vivimos.

La complejidad de las enfermedades, algunas de ellas que van apareciendo con el transcurrir de los tiempos, nos hace pensar en la urgencia de ir revisando viejos paradigmas para abrir los ojos ante nuevas o reeditadas realidades.

Tomar lo mejor de cada una, pensando en la cura para las enfermedades, pero también en paliar el dolor, humanizar la práctica de los tratamientos, volver más personalizada la atención a los enfermos, pueden estar entre esas posibilidades que en un mundo tecnologizado pueden marcar la diferencia.

La revolución de la ciencia, la innovación, la tecnología, pueden muy bien ir acompañadas de la recuperación de viejos saberes y prácticas, no solamente en las viejas culturas, sino también con los conocimientos que pueblos como los amazónicos encierran y que están dispuestos a transmitir.

Por otro lado la riqueza de la biodiversidad de nuestras regiones, puede también ser muy bien utilizada a la hora de recuperar tradiciones y ofrecer nuevas posibilidades. (O)

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