La migración es inherente al ser humano. A lo largo de la historia se han registrado diferentes aspectos económicos, políticos y sociales como conflictos armados, hambrunas, entre otros, que han provocado el desplazamiento de personas. Asimismo, con los diferentes avances industriales y tecnológicos es cada vez más fácil desplazarnos. El fenómeno migratorio no tiene una connotación negativa, como seres humanos tenemos derecho a movilizarnos como así lo consagra el Art. 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Nos desplazarnos por diferentes motivos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) define a las y los migrantes como personas que salen de su país de origen en búsqueda de oportunidades laborales; mientras que las y los refugiados son personas que están huyendo de conflictos armados, violencia o persecución y se ven por ello obligadas a cruzar la frontera de su país para buscar seguridad.
En el caso ecuatoriano han existido varias olas migratorias. Una de ellas fue entre 1960 a 1995, provocada por la caída del Panama hat en el mercado, donde miles de connacionales viajaron a Estados Unidos. Por otra parte, se evidencia otra ola migratoria entre 1996 a 2004 que generó la salida de miles de ecuatorianas y ecuatorianos como consecuencia de la inestabilidad política, crisis económica, la reducción de la inversión social, el incremento de la inseguridad, entre otros. No obstante, en esta ocasión el principal destino ya no fue Estados Unidos debido a las restricciones de ingreso, sino que pasó a ser España e Italia.
Hoy por hoy, la pandemia de la Covid-19 ha agravado la situación económica del país que ya era compleja años atrás y ha dejado importantes impactos económicos, sociales y sanitarios. Según datos del INEC, apenas 3 de cada 10 personas tienen un empleo, la tasa de pobreza en zonas rurales alcanza el 49%, la pobreza ese ubica alrededor del 22% y la pobreza extrema en 15%. Estas cifras son muy alarmantes y nos permite comprender una situación que se está generando en la frontera entre México y Estados Unidos donde de acuerdo a las cifras del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, existe un incremento de ingresos irregulares de connacionales por las fronteras hacia Estados Unidos durante el 2021 que han dado como resultado más de 54 mil novedades entre detenciones, expulsiones y deportaciones. Es necesario analizar y entender el origen de esta migración irregular que normalmente recae en causas como pobreza y pobreza extrema, falta de empleo, falta de oportunidades, inconformidad en general con la situación del país, la búsqueda de la reunificación familiar, el anhelo de alcanzar un mejor nivel de vida, entre otros.
Por supuesto, lo ideal es una migración ordenada, regular y segura. No obstante, es un hecho que existe migración irregular constituyendo una temática muy sensible que pasa por el manejo criminal y perverso de las redes de coyoterismo. Ecuador debe centrar sus esfuerzos en al menos cuatro ejes claves sobre esta importante temática: 1) políticas de protección y asistencia a las personas en condición de vulnerabilidad. Esto involucra a las personas que ya han migrado de manera irregular; 2) prestar especial atención en aquellas zonas rurales que están registrando este tipo de migración; 3) desarrollar diferentes políticas públicas en materia económica y social que permitan mejorar la calidad de vida de la población; y, 4) contar con bases de datos e información real de las personas que migran a otro país.