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El Telégrafo

Mi voto por Israel

14 de octubre de 2011

Más de 120 países miembros de la ONU apoyan la creación del Estado palestino. En una cruzada internacional, el presidente palestino Mahmud Abás ha recorrido el mundo en busca de apoyo para la concreción del sueño palestino. Bastante fructífera, por cierto, dado el evidente apoyo que se percibe desde la ONU y de buena parte de la comunidad internacional. “Buena parte”, para los palestinos, no será suficiente.

Hace pocos días, mientras el presidente Abás visitaba Colombia, se dio una negociación histórica. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el líder de Hamás, grupo nacionalista palestino, negociaron el intercambio de mil detenidos palestinos por un soldado israelí que estuvo preso por más de cinco años. Aplaudido por la comunidad internacional como una acción alentadora en la coyuntura medio oriental, está negociación resulta un fuerte golpe para las intenciones de Abás.

Hamás no reconoce la legitimidad del Estado de Israel. Horas después de la negociación, el líder de Hamás consideró la negociación como un paso más hacia los objetivos de la liberación palestina. Es decir, por ahí nunca llegarán a un acuerdo. E Israel lo sabe. Israel también sabe que Hamás, declarada una organización terrorista por varias naciones, incluida la Unión Europea, ocupa 74 escaños de 132 en el Parlamento palestino. Sabe que la Franja de Gaza está sitiada por las fuerzas de Hamás; que Abás no tiene mando ni autoridad sobre ese territorio.

Después de las declaraciones del líder de Hamás, Israel recordó al mundo que Palestina no es una. Recordó al mundo que la creación del Estado palestino sería dar poder de voto a una organización terrorista. Recordó al mundo que la creación del Estado palestino es la creación de un estado hostil. Recordó al mundo que una organización que no reconoce tratados limítrofes y resoluciones de la ONU, tampoco lo hará en su calidad de Estado. Recordó al mundo que Israel también sabe hacer diplomacia.

Yo creo  en el Estado palestino. Creo que si existe justicia internacional alguna, Palestina debe ser considerada, eventualmente, un Estado. Pero también creo que no se puede apoyar la creación de un estado que está ampliamente gobernado por una organización que no tiene otra moral  que la “destrucción del Estado sionista”, y que tampoco entiende de leyes, menos aún las respeta. No está en los intereses de Israel la creación de un Estado guerreador; no creo que esté en los intereses del mundo. En esta ocasión, mi voto va por Israel.

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