Hemos sido testigos del cambio de nombre de Facebook a Meta, las implicaciones no son solo el nombre y signo distintivo del gigante de las redes sociales, que prácticamente registra y controla el comportamiento social digital en occidente. Ese cambio de nombre implica una profunda filosofía empresarial que avanza al mundo de la tecnológica y la realidad virtual.
¿Realidad virtual? Sí. Su nombre, Meta, por metaverso, conceptualiza un universo metafórico en donde las funcionalidades de la interacción social van más allá de lo que hasta ahora conocemos.
A manera de un breve repaso de lo que fue Facebook, podemos identificar que su capacidad de influencia ha sido enorme, a través de esta red social, se controla los videos que vemos, los artículos que leemos, las páginas sugeridas y demás contenido publicable. No solo eso, los datos como información personal, fotos, pcookies de otras aplicacioes, personas con las que se interactúa y básicamente todo lo que hagamos dentro o fuera de esta red social, queda registrado y es procesado por los enormes formularios de dato, que posteriormente son procesados y analizados, lo que le da oportunidad de conocer, o al menos presumir, el comportamiento de las masas.
Dato curioso, si el usuario muere, su información subida como fotos y artículos, pasa a ser propiedad de Facebook, aunque alguien la eliminare después, la plataforma guardará la información y no habrá poder humano que le obligue a borrarla, está en sus condiciones de uso.
Tal parece que el mundo está contento entregándole sus datos a Facebook, porque se sigue usando como si no pasara nada. Pero la cosa no acaba ahí, Facebook entiende que la desmaterialización de la personalidad en su red social es por sí misma un activo rentable, dicho en otras palabras, Facebook, o Meta, acaba de dar un salto a lo que sigue después de explotar el deseo de la gente a mostrarse de una manera, y pasa a darle la oportunidad al usuario de tener una realidad paralela dentro de su ambiente digital.
¿En qué se traduce todo esto? Si estás en una de las maravillosas playas de las Islas Encantadas de Ecuador, y si tienes la tecnología suficiente, podrás crear una realidad virtual del lugar, proyectar el atardecer de diciembre en una de las playas de la romántica Isabela, dando la oportunidad de que alguien con gafas de realidad virtual pueda vivir la experiencia de manera mas vivencial que con una foto o vídeo.
¿Suena bien? suena increíble. Los negocios podrán hacer uso de estas funcionalidades para promocionar sus servicios, eventos, beneficios, etc. Los usuarios podrán comparar en tiempo real, la sensación de estar en una playa famosa del sur de Europa con la perfecta armonía entre naturaleza y ser humano en Galápagos. A ese panorama podrán crearse personalidades paralelas, por lo que en este universo los usuarios estarán en casa, pero sus avatares estarán disfrutando de las mejores vacaciones de su vida en la realidad virtual.
Como es de esperarse, el cambio evolutivo no viene solo, se podrán hacer transacciones tokenizadas, aunque no se ha explicado claramente para qué servirán en Meta los NFT’s -Token No Fungible, por sus siglas en inglés- pero puedo presumir que servirán para identificar la propiedad y originalidad del ávatar u funcionalidades del metaverso. A mi criterio, una forma segura de dar opciones al usuario para consentir a su ávatar.
Entonces, ¿seguimos viendo a Meta como una red social? Tal vez sea hora de mirarlo desde otro concepto, pensando más bien en las oportunidades como si fuera un centro de negocios.