La crisis del sector eléctrico no es un patrimonio del Ecuador, se presenta también regularmente en otros países, lo que ocasiona problemas serios al desarrollo de las naciones y de las personas, coartando el avance de las empresas, de las industrias y todo lo que tenga que ver con la generación de energía.
Por ello, hace ya algunos años, bajo el paraguas de la Comunidad Andina de Naciones, se empezó a hablar de la necesidad de crear un Sistema de Interconexión Eléctrica Andina, para generar un mercado común de electricidad entre los integrantes de esta comunidad: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, además de Chile que tiene el estatus de país asociado.
Este Sistema, conocido por sus siglas SINEA, se trazó el objetivo de desarrollar un “corredor eléctrico andino”, que permitiera solventar las necesidades y hacer frente a las crisis que estacionalmente se presentan en estos países.
Desafortunadamente no es mucho lo que se puede exhibir en avances en esta materia, pero creo que es de vital importancia el desarrollar estrategias para que el SINEA funcione, demostrando, no solo la utilidad de un organismo internacional, sino sobre todo la utilidad real que los habitantes de los países pueden extraer de acuerdos y convenios que viabilicen eficazmente el trabajo colaborativo de los gobiernos, así como de las empresas generadoras de electricidad en la región.
Las modernas tecnologías pueden beneficiar de crear mecanismos de interconexión que redunden en ventajas para todos los asociados, en este caso los países y sus habitantes.
Los gobiernos, al margen de sus diversas ideologías, deben revestirse de pragmatismo y trabajar en metas comunes, con objetivos y propósitos determinados como el de este Mercado Común Eléctrico, para avanzar en procesos de real integración de la región Andina.