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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

Mentirositos, los militares...

Historias de la vida y del ajedrez
26 de febrero de 2015

De 7 marineros, solo uno sobrevivió para contar la historia. Año 1955. Un buque de guerra colombiano iba desde EE.UU. hasta Cartagena. Los militares dijeron que una tormenta había barrido a 7 hombres de cubierta. El problema para la Armada fue que después apareció el marinero Luis Alejandro Velasco que contó la verdad: No hubo ninguna tormenta. Simplemente los militares habían cargado el buque con un contrabando escandaloso. Tanto, que apenas podía tenerse a flote.

Aquel barco reventaba de refrigeradoras, motos, televisores y lavadoras. La carga mal dispuesta lo hacía escoriar a babor, y ordenaron a los marineros dormir y caminar por el costado opuesto para compensar el desbalance. Entonces llegó una ola que barrió el contrabando de cubierta y arrastró al agua a los marineros que allí se encontraban.

Velasco se agarró a una balsa que de suerte había caído. Por la sobrecarga, el barco no pudo realizar ninguna maniobra de salvamento y una seguidilla de olas se tragó a sus compañeros. Cuando el barco se alejaba, Velasco dijo que parecía un submarino que acabara de salir del fondo. “Chorreaba agua por todas partes”. Pasó días en medio de la sed y la soledad, achicharrado por el sol. Llegaron las gaviotas y una se dedicó a picotearle una rodilla herida. Velasco, con hambre y sed de 7 días, le permitió que tomara confianza, la agarró y la mató, intentó beber su sangre, pero aquel amasijo sanguinolento de plumas fue insoportable.

Tras 10 días, el hombre vio una playa, nadó hasta ella, fue rescatado por lugareños y llevado a uno y otro hospital hasta que llegó a Bogotá. El presidente lo condecoró y declaró héroe.

Luego, Velasco contó la verdad a un médico del hospital que no era médico: Era Gabriel García Márquez disfrazado con bata blanca y estetoscopio al cuello. Gabo relató la historia en El Espectador. Lo hizo en varias entregas y descubrió que al barco no lo hundió ninguna tormenta inexistente sino la corrupción de la Armada Nacional.

Miles de personas amanecían a las puertas del periódico para comprar un ejemplar y leer la historia. La policía los dispersaba con bombas lacrimógenas. Al final el gobierno cerró el periódico y Gabo escapó al exilio.

El libro se llama Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de belleza, hecho rico por la publicidad, luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre.

En ajedrez, también, la verdad sale a flote. Acá la dama negra también está sobrecargada y paga las consecuencias:

1: D7T! Y si DxD
2: TxT conduce al mate.

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