Debo declarar ante la masa que durante años fui presa fácil de quienes buscaron desesperadamente elaborar un héroe, un símbolo que logre producir más orgullo en los ecuatorianos.
Esta menguada construcción de un ejemplo radical (y salvajemente exagerado) que aspiraba sembrar honor y cacería constante de logros similares en quienes, cautivados por la historia, emprendían la búsqueda y el deseo de emular algo semejante, todo por la admiración y el ejemplo hacia el “Niño Héroe”.
Un soldado que heroicamente cargó la bandera en su boca después de haber perdido brazos y piernas en la Batalla del Pichincha.
Historia, con detalles magnificados por profesores de escuelas, quienes cargados de honra, ayudaron a que ese mito formara parte del crecimiento de muchos.
Esa historia estaba escrita en textos escolares, con ilustraciones que dejaban ver hasta la sangre del “niño héroe”. La odisea vivida por el soldado ecuatoriano Abdon Calderón fue parte fundamental, de una profunda mentira a la que nos sometieron, no sé si en busca de cultivar estima personal en el ecuatoriano o con otro fin.
¿Era necesario inventar semejante cuento?, ¿ese era el ejemplo que necesitaban los ecuatorianos para ser mejores y sentir orgullo de su raza?, ¿acaso los ejemplos reales no estaban allá afuera?
¿Por qué razón, durante tanto años, las hazañas deportivas no han sido parte del los textos de historia de nuestro país?
Historias reales, con personajes de carne y hueso y que para aumentar más el detalle generador de orgullo, están ahí afuera, disponibles, para quienes deseen enterarse de las faenas de los deportistas.
Me resulta tan innecesario encontrar esta historia en los libros que los niños llevaban a sus colegios e igual de injusto no tener a la mano el detalle de la vida de Pancho Segura, Jorge Delgado, o Alberto Spencer.
¿Qué debía hacer Andrés Gómez para que su vida quedara reflejada en un libro que busca educar a niños ecuatorianos?
¿No creen que sería maravilloso que la niñez ecuatoriana lea sobre los inicios y vida de Jefferson Pérez?
Hay tantos deportistas ecuatorianos que lograron con su esfuerzo, dedicación y empeño, metas tangibles y que demuestran la capacidad de los ecuatorianos. Ellos fueron iguales a cualquier estudiante que tiene sueños y por medio de su educación forma su temple para obtener esas metas.
Tener a la mano los fascículos de “Memorias del Deporte” es un avance altamente satisfactorio en la promoción de nuestros deportes y figuras.
El trabajo elaborado por el Ministerio de Deportes y la organización de cine OchoyMedio, recorre de manera sencilla, bien ilustrada y didáctica la temática de siete disciplinas, su historia en el Ecuador y aspectos básicos a saber.
Cada libro presenta una síntesis del deporte a tratar, presentando fotografías de archivo, un ensayo enfocado en aspectos sociales, humanos, culturales y una introducción a la práctica de cada disciplina. Los registro gráficos, con imágenes capturadas en diversos lugares del país, hacen más didáctica la lectura. El básquet, fútbol, tenis, atletismo, ecuavolley, box y el levantamiento de pesas son descritos en un fascículo.
También habían DVD con cortometrajes de 10 minutos para cada disciplina. Buen trabajo de difusión de nuestra historia deportiva, que forma parte también de nuestra historia soberana.
Hechos que por muchos años fueron, de manera inexplicable, alejados de textos escolares, los que preferían enfocar el caso del cercenamiento de brazos y piernas del “Niño Héroe” antes que las hazañas e historias verdaderas de nuestros deportistas.
Trabajo digno de aplaudir del Ministerio de Deportes y de consumir por todos los ecuatorianos.