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El Telégrafo
Xavier Villacís

Memoria trágica

24 de abril de 2020

Todo lo registrado desde que el coronavirus nos golpeó trágicamente, trae una gran diferencia con nuestra restante memoria histórica frente al argumento de que la gente “olvida y deja pasar”. Así como el nacimiento de un hombre cambió la historia, el covid-19 cambió nuestro tiempo en un antes y después de la pandemia. Volcándonos a un acto jamás antes llevado a cabo como país: buscar sobrevivir enfrentando el hambre, enfermad y muerte.

Este doloroso presente saca lo peor y mejor de todos. Mientras personas buscan no morir de hambre o de coronavirus, malos políticos no paran de robar en medio de la desgracia. Al mismo rato, de forma particular y en silencio, muchos se organizan ayudando a otros. Así también están quienes no dejamos de luchar por que los pocos dineros de un cantón, provincia y del país vayan donde realmente se necesitan. 

Una lucha sin desmayo esculpida en la memoria común de hoy, la histórica del mañana. Memoria grupal que se construye a cada segundo a través de redes sociales y corroborada con hambre, dolor e incertidumbre. Todo lo que acontece, lo conocen quienes sufren por la corrupción y vanidad de sus autoridades en el momento menos indicado, sin esperar ser escrito cuando todo pase.

Así como saben del mal proceder de un político, también reconocen a quienes luchan por todos. Porque sobre el asfalto con tufo de asalto, obra que defendía de forma casi inhumana, un espurio alcalde de mi ciudad, primero la salud y vida de todos. Sobre el vehículo de lujo pagado por el pueblo, hasta con calefacción en los asientos para movilizar al líder de un gran fraude provincial, primero la salud y vida de todos.

Esta memoria podría ser letal e incontrolable de no poder contener su dolor ante la indolencia de quienes se resisten a perder corruptas e insensibles prebendas. De dudarlo recordemos como terminó Mussolini o Gadafi. Ese es el fin de quienes abusan del pueblo aún en la peor calamidad. Así se cierran capítulos trágicos de la historia cuando la ira popular alcanza a malos gobernantes que se niegan a rectificar. (O)

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