El auge de la medicina prepagada y los seguros médicos se debe, al menos, a cuatro factores: alto costo de la atención médica y su acceso, alto costo de medicamentos, alto costo de la vida y una desprestigiada atención estatal. Es innegable que este sistema de salud cumple una función específica en los individuos, pero solo lo utiliza el 1,4% de la población ecuatoriana. Jamás la medicina prepagada y los seguros médicos podrán reemplazar la obligatoriedad del Estado en la atención idónea de salud, incluso por ser un derecho humano.
La problemática de este sistema de salud es compleja. Un ejemplo es lo que hace poco ocurrió en Colombia, donde la salud se privatizó, con la empresa EPS Saludcoop intervenida por el Estado por sospecha de fraude de 97 mil millones de dólares, dinero desviado hacia construcción de edificios, fideicomisos e inversiones en el extranjero. Similar situación ocurre en Chile, Venezuela y en el propio Estados Unidos, donde la visión de democratizar los sistemas de salud y prestar los servicios a toda la población ha chocado con obstáculos infranqueables, y en donde se evidencia el poder e intereses económicos de las grandes empresas, alejadas del sentido hipocrático de la atención de salud como un servicio al prójimo.
En Venezuela se dictaminó un pronunciamiento judicial en defensa de los usuarios de estos servicios, y exhorta a la protección constante del Estado ya que los promotores del negocio de la medicina prepagada “prestan un servicio de salud, el cual es esencial y público; además, el desarrollo de esta actividad implica el ejercicio de la medicina, que es una profesión con riesgos sociales, elementos éstos que justifican suficientemente la inspección y vigilancia estatal”.
Frente a los abusos, fraudes y protestas de los usuarios, algunos países han iniciado auditorías sobre estas prestaciones de salud para conocer el verdadero beneficio para los enfermos y, sobre todo, compenetrarlos en la línea de prestaciones de servicios de salud amplios y con menos restricciones. Confiamos en que el nuevo Código de Salud ecuatoriano contemple un control efectivo a favor de los enfermos y la salud de todos, que regule la preexistencia, las exclusiones, norme y estandarice los trámites.
Se dice que no todo lo legal es ético. En muchos casos, la medicina prepagada y los seguros médicos violan ambos códigos, el legal y el ético; se pone al ser humano enfermo como un medio para obtener lucro, debiendo ser un fin por sí mismo.