Son notables los avances tecnológicos de la medicina (llamada alopática o biomedicina, aunque este último término trate de reducirla a los laboratorios). Como ciencias clínicas y quirúrgicas, la medicina tiene a su cargo la solución de los problemas del cuerpo humano individualmente considerado. Cuando alguien sufre un accidente o padece una dolencia, lo primero que se busca es un buen especialista y un buen servicio que garanticen su diagnóstico y tratamiento.
La medicina se sustenta en evidencias científicas basadas en miles de investigaciones y descubrimientos sobre procesos de prevención y curación, como nuevos medicamentos y procedimientos, publicados todos ellos, con sus métodos y resultados, en miles de revistas y artículos que, con la electrónica, se han vuelto accesibles (en inglés) de modo inmediato. Las evidencias, exclusivamente de procesos materiales, físicos o biológicos, a pesar de todos los progresos tecnológicos, no permiten aún entender el cuerpo humano a cabalidad. Por eso la lista de enfermedades de causa desconocida, así como su incierto tratamiento, es larga, como es la de enfermedades nuevas y antiguas reemergentes.
Pero nada disminuye la importancia de la medicina como solución esperanzadora ante las enfermedades. Por eso no es posible pedirle que también se ocupe de otras evidencias, como las culturales y sociales. Ese es otro campo, en manos de otras especialidades.
Sin hablar ahora de otras evidencias como los costos (pues, por suerte para quienes no pueden pagar, hoy los servicios públicos son buenos y gratuitos), los médicos no deben descuidar el trato cotidiano adecuado a los pacientes. Ellos tienen, además de sus dolencias corporales, sus propios pensamientos, sentimientos, afectos, emociones, inquietudes, problemas y una serie de necesidades de atención subjetiva. Por esto los médicos deben considerar el hecho de que los pacientes no deberían malgastar su tiempo esperando largas horas para la atención de sus consultas (cuando no son emergencias).
No es justo que los médicos no organicen mejor los procedimientos de espera, tanto en la actividad pública como en la privada, a fin de que los pacientes no desperdicien muchas horas hasta llegar a la atención de la consulta con su correspondiente turno. Es una evidencia de carácter administrativo, pero para el efecto deben asesorarse con especialistas en organización de sistemas y servicios para evitar esas molestias a los usuarios de sus servicios.