Marcos Guerrero Ureña, matemático ambateño de la Escuela Politécnica Nacional y profesor de Matemáticas y Estadística en la Universidad Central del Ecuador, fue uno de los 12 científicos ecuatorianos invitados por la Academia Nacional de Historia a participar en el primer Simposio de Historia de las Ciencias y del Pensamiento Científico en Ecuador, que con auspicio de Yachay EP tuvo lugar hace un año.
Inicié con él una grata amistad desde que, a comienzos de 2014, se presentó a la academia para la primera reunión preparatoria. Maravillado, escuché su propuesta de ponencia sobre las Matemáticas Precolombinas, tema sobre el cual disertó brillantemente meses después, en uno de los ya tradicionales Miércoles Académicos, que organiza la Academia, y que desarrolló posteriormente en el simposio. Su teoría quedó resumida e ilustrada en el libro La Historia de las Ciencias en el Ecuador, publicado en enero de 2015, como memorias del simposio. Gracias al neurólogo Marcelo Cruz, otro de los científicos participantes, la Academia fue invitada a presentar el libro en la Universidad de Salamanca, en el marco de los preparativos para el VIII centenario de la fundación de esta prestigiosa universidad, acto que tuvo lugar el 29 de septiembre y, luego, en la Casa de América en Madrid el 1 de octubre.
Antes de viajar me entrevisté con Marcos, quien se mostró visiblemente emocionado al saber que su trabajo iba a tener un reconocimiento internacional. Me habló del libro que preparaba sobre la geometría analítica fractal, resaltando que esta geometría precolombina no es algo folclórico. Envió para la biblioteca de la universidad salmantina un CD sobre la civilización Caral, la más antigua de América, contemporánea de otras civilizaciones, como la de Mesopotamia,
Tuve el honor de presentar el libro en ambas instituciones y destacar la ponencia del matemático Marcos Guerrero, como una de las más novedosas, porque en ella explica cómo descubrió la esencia de la geometría precolombina, sintética, complemento que le faltaba a la geometría occidental cartesiana, según él sostenía, aduciendo que esta se basa sobre superficies planas, muy diferente al mundo andino, donde prevalece una naturaleza fractal. De ahí, la geometría que estudia el espacio matemático de representación precolombino y el sistema de coordenadas, como el de la cruz cuadrada, la recta fractal, las cónicas fractales, que explica el diseño y construcción de pirámides, la rotación de cultivos, la tawa paka o chakana y otras.
Ha sido muy dolorosa la inesperada noticia de su muerte ocurrida hace un mes. A mi regreso nos íbamos a encontrar para referirle el interés con el que fue acogida su ponencia. La Academia Nacional de Historia, que se dispone a organizar un II Simposio de Historia de las Ciencias, pierde a uno de sus eximios colaboradores. A su hermana Mariana y familiares, expreso el más sentido pésame en nombre mío y de la Academia.
Póstuma fama internacional le espera a este gran matemático, como ha ocurrido con científicos e intelectuales, algunos de la talla de Walter Benjamin. (O)