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El Telégrafo
Fernando López

Más trabajo y menos capital concentrado

05 de mayo de 2022

Hace pocos días celebramos el Día Internacional del Trabajo y las tendencias sobre el futuro del trabajo son notoriamente poco claras, ellas se sitúan desde las diferentes narrativas de la tecnología, en donde habría poco espacio para que ser humano intervenga con su fuerza de trabajo, por ser reemplazado por máquinas, robots, drones y otros aparatos de alta tecnología y que se direccionan a lo que se denomina el final del trabajo y del empleo. Sin embargo, la posibilidad de disponer de información empírica real del fin del trabajo deja este denominado fin del trabajo en el espacio de especulación científica.

En épocas de complejos conflictos sociales, políticos, económicos y bélicos ponen en duda las tendencias realizadas por los especialistas, la tranquilidad de realizar tendencias en tiempos “normales” ya no existe y se modifican los futuros trazados. En este sentido construir nuevas bases para entender el futuro del trabajo parece que es una necesidad urgente.

Lo que si hemos sido testigos es que el futuro del trabajo hoy es profundamente incierto, y esta incertidumbre debe reconocerse sin dejar que paralice la construcción de nuevos escenarios sobre la actividad laboral humana.  Lo que sí sabemos, es que la pandemia ha desafiado profundamente los modos de trabajo y de organización y que seguramente si continuarán modificando por los conflictos bélicos actuales, se avecinan también una serie de crisis ecológicas y climáticas que seguramente sacudirán los cimientos de la producción (Roux, 20199). Asimismo, se predice que las revoluciones de la inteligencia artificial y los grandes datos alterarán radicalmente la naturaleza y la existencia del trabajo tal como lo conocemos, desde otra perspectiva, algunos especialistas argumentan que estas crisis simplemente profundizan y aceleran las tendencias existentes en el lugar de trabajo, de modo que lejos de permitir que surjan nuevos regímenes laborales, pueden simplemente afianzar y consolidar los aspectos más dañinos de los actuales regímenes laborales que existen en la actualidad.

En este contexto, será necesario continuar luchando de forma creativa y efectiva por las reivindicaciones ante tendencias las desastrosas de las diversas formas de esclavitud contemporánea con el surgimiento masivo de trabajo no remunerado, la propagación de cadenas de valor que no reaccionan a los shocks globales en beneficio del trabajador. Se necesitan ya alternativas a tales modelos anacrónicos de la economía, se requiere algunas formas de ingreso básico universal y una mayor inversión en lo público y otras maneras de distribución del valor socialmente justo.  Se requiere en gran medida que la relación capital - trabajo se modifique por trabajo - capital, en donde el trabajo sea más importante que el capital. El trabajo no debe generar más capital concentrado y si más trabajo ampliado, un desafío grande para la economía ortodoxa que tienen nuestros países. 

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