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El Telégrafo
Alfredo Vera

Más sobre 'Panama Papers'

31 de mayo de 2016

Ha causado enorme sacudón en el proceso político ecuatoriano la propuesta presidencial para que quienes pretendan ser calificados como candidatos no hayan tenido vínculos con los paraísos fiscales, que son el camino para el ocultamiento de los recursos mal habidos como instrumento del enriquecimiento ilícito y el tráfico de influencias.

Muchos son los que tienen ese tipo de vínculos  que estarían incapacitados de participar en los procesos electorales que conduzcan al acceso al gobierno y al manejo del destino de nuestra patria en 2017. Presurosamente los acomodaticios empezaron a trasladar sus buenos oficios para conseguir ocultar las trapacerías acostumbradas. Inmediatamente se han puesto a buscar el camino tramposo para pasarse por encima de la propuesta presidencial para que se les impida ser candidatos a quienes tengan dineros en los paraísos fiscales, que es el mecanismo a través del cual manejan las grandes fortunas obtenidas en forma ilícita y no por su trabajo o esfuerzo personal. Ya apareció por allí un presunto candidato que se apresura a aceptar la propuesta presidencial pensando que la patria olvidará la forma en que su padre abandonó Ecuador, acusado de llevarse el dinero en fundas y sin explicar de qué forma ha sobrevivido desde que huyó de nuestro país. En el colmo del desparpajo y de la audacia, no faltó quienes quieren comparar el hecho de que el futbolista Antonio Valencia, que milita en el fútbol inglés, tenga una cuenta bancaria en Inglaterra fruto del recurso económico que percibe con toda nobleza, en ridícula comparación con quienes manejan grandes fortunas en los bancos de los paraísos fiscales. Resulta intolerable que se pretenda utilizar este tipo de subterfugios para ocultar el verdadero poder de las mafias financieras acostumbradas a manejar a los gobiernos serviles del testaferro del que se dejan apabullar. Los banqueros y quienes han sido acusados de delitos como la construcción de la Perimetral, de su lado, se apresuraron a manifestar su desacuerdo con la propuesta del Jefe de Estado que, evidentemente, les perjudica a ellos, pues pierden la esperanza de llegar al solio presidencial. Serán muy pocos los que puedan evadir el rigor de la sanción moral que otorgue ese pueblo a quienes resulten impedidos de participar en los futuros procesos electorales si se demuestra que están contaminados, que no están en condiciones éticas ni morales de aspirar a conducir los destinos de una nación que quiere ser libre y soberana. No se trata de una maniobra con dedicatoria, sino la forma más transparente de silenciar a quienes acostumbran enlodar el buen nombre de los ciudadanos honestos con acusaciones que no tienen sustento, cuando ellos mismos carecen de autoridad moral para seguir hablando, como lo hacen permanentemente, en contra de muchos otros que no responden a las estructuras de poder de las oligarquías insaciables. Muy acertada la iniciativa gubernamental para poner a prueba, para saber quiénes son y dónde están, los que tanto hablan de honestidad, beneficiarios de los desastres financieros y las quiebras fraudulentas, para silenciar a quienes viven de la politiquería negando el mérito del trabajo fecundo del Estado. Hay que tener confianza en la sabiduría del pueblo ecuatoriano para sobrellevar las dificultades por las que atraviesa la sociedad, estar convencidos de que al final la victoria será de los más justos.

Solo cuando se tienen las manos limpias y la seguridad de la solvencia ética se realizan desafíos como los que ha formulado el Primer Mandatario. (O)

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