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El Telégrafo
Daniel Soto

Más movimiento, más ideas

02 de julio de 2021

Las ideas llegan de manera esporádica, tienen tiempo limitado, y su caducidad depende de muchos factores, pero principalmente depende de las personas que la rodean, de la época en la que es concebida y de la posición geográfica en donde se desenvuelve. La combinación de al menos estos 3 factores, harán que la innovación fluya como el agua del río.

Ojalá la concepción de grandes ideas innovadoras fueran como las pintan, el mejor ejemplo de ellas, es el de las cámaras fotográficas Polaroid, esas que imprimen la foto inmediatamente desde la cámara después de tomarla, pues su creador comenta que la idea vino de su pequeña hija al verse presa de la impaciencia típica de los niños, cuando no quiso esperar a revelar el rollo de fotos que acaban de tomar. Suena fácil, parece que la idea apareció esporádicamente, pero lo cierto es que para que se llevara a cabo, tuvo que pasar por un proceso extenuante de más o menos 3 años, y tuvo suerte de aparecer en el ambiente adecuado.

Las buenas ideas son el elemento diferenciador de las ofertas lanzadas al mercado y supeditadas al lugar en donde se presentan para cobrar vida.

En Ecuador, grandes ciudades como Quito y Guayaquil reciben gente de todos lados, la presencia de diversas culturas, educación, necesidades, son el cóctel perfecto para que coincidan los pensamientos combinados con pasiones para dar lugar a nuevos proyectos. Sin embargo, no solo las grandes ciudades pueden concebir ideas innovadoras, cada una tiene sus propias necesidades dependiendo de la parte del mundo en donde se encuentren, por ejemplo, en las ciudades más cercanas a los polos existe la necesidad constante de adaptarse al cambio de estación y es tan necesario que todas se reinventan, algo que en Ecuador es casi imperceptible y por lo tanto, es innecesario pensar en eso.

Las necesidades de las personas están directamente relacionadas con su entorno y así se determinará gran parte del tipo de ideas que pueden plantearse para suplirlas.

El movimiento constante de las urbes hace que las conexiones neuronales de unos coincidan con las de otros, provocando colisión de ideas, que dan lugar a planes, que evolucionan en proyectos, para finalmente lanzarse como solución en el mercado.

Podemos ser más comunicativos, buscar que esas ideas fluyan con naturaleza. A través de una correcta comunicación podemos hacer que la idea de un agricultor de la provincia de Chimborazo, coincida con la de un experto en tecnologías radicado en la capital.

En mi opinión, debemos lograr que esas ideas tengan espacios para coincidir de manera natural, que el movimiento genere las fricciones que dan lugar a la chispa, que a su vez provocará la materialización de proyectos innovadores.

¿Cómo lograrlo? Creo en los foros de participación a nivel nacional, foros ordenados pero sin barreras, donde las personas de diversas edades coinciden en un lugar presencial o cibernético que provoquen la conversación natural, ese es un primer paso.

Otra forma es a través de los laboratorios de ideas, centros de investigación a disposición del público en general, con herramientas mecánicas, tecnológicas y material suficiente para que sean aprovechadas por esos visionarios que quisieran probar el funcionamiento de su idea en un modelo a escala, prototipo o la primera muestra para demostración.

Los gobiernos locales han apuntado la inversión a la educación tradicional, en becas para estudios en el extranjero, pero poco se ha visto sobre la apuesta de inversión en las ideas que nacen del ecuatoriano, que tiene soluciones a las necesidades específicas del país. Tenemos mucho por ofrecer, hagamos que las cosas pasen.

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