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El Telégrafo
Dr. Galo Verdesoto - Docente de la UIDE

Más allá de los resultados

14 de febrero de 2023

El entonces presidente Febres Cordero consultó a la ciudadanía en 1986 sobre la participación de los ciudadanos pertenecientes a partido político alguno en elecciones futuras y el pueblo soberano se pronunció de forma negativa. Años después su ex coideario el presidente Durán Ballén, en 1994, convocó a una consulta popular que también incluyó la referida propuesta sobre la participación de independientes en política, pero obtuvo un resultado positivo en ese aspecto. Si bien la voluntad popular no es estática y cambia, no es menos cierto que en toda votación hay un componente determinante de emotividad, es decir la aprobación coyuntural o no a la gestión del gobierno más allá del contenido de la propuesta.

El ex presidente del Gobierno español Felipe Gonzáles en 2016, en un durísimo editorial, criticaba y lo tachaba de irresponsable al Primer Ministro británico David Cameron por haber consultado a su pueblo sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea y haberlo llevado a un abismo sin retorno: “Cameron incendió la casa para salvar los muebles y ahora está sin casa y sin muebles”.

El referéndum convocado por el presidente Lasso, más allá del contenido de las propuestas que pretendían en su parte sustancial enmendar la Constitución para mejorar la institucionalidad de la República, específicamente que la elección de las autoridades de control pase al legislativo y dejarle sin esa poderosa atribución al Consejo de Participación Ciudadana y Control  Social, institución copiada de Venezuela y Nicaragua, lo hizo en el segundo año de su mandato  con un capital político mermado, luego de haber sobrevivido a un intento de muerte cruzada propuesta por sus contradictores políticos en el Legislativo y en medio de acusaciones de corrupción en las empresas públicas, en un panorama de incertidumbre política que ha incidido en un aumento del riesgo país en una economía que no termina de despegar post pandemia. En conclusión, lo hizo en el peor momento. Al parecer no identificó la necesidad de enmendar la Constitución desde que asumió el poder o no estuvo en su agenda inmediata.

Más allá de las lecciones que dejan los resultados electorales tanto del referéndum perdido para el oficialismo y los buenos resultados en las elecciones seccionales para los adversarios políticos del régimen, cabe reflexionar y preservar nuestra democracia imperfecta. Las normas de por sí no cambian la realidad, pero limitan la cancha de juego y sin reglas claras que se respeten, no hay civilización ni desarrollo. Porque la democracia supone eso precisamente, ganar y perder, la alternabilidad del poder. No obstante, los ciudadanos debemos estar siempre vigilantes que en un futuro, en un gobierno no tan democrático, se pretenda usar a la misma democracia para minarla, para destruirla, para perennizarse, para tomarse las instituciones y eliminar la separación de funciones de facto, de tal forma que el Estado sea un botín a repartirse.

La lucha contra la criminalidad organizada, contra la corrupción, contra los proyectos políticos populistas autoritarios no sólo se hace con una mejor institucionalidad normativa, el origen principal de estos problemas es la miseria, la marginación y pobreza donde el populismo tiene su caldo de cultivo.  Dura lección a procesar para el régimen, parafraseando a Felipe Gonzáles, no vaya a ser que, por salvar la casa, nos quedemos sin casa y sin muebles. 

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