Sí, la solución puede venir de manos de una mujer, de una aguerrida luchadora, de una ejemplar ciudadana venezolana que aspira a llegar a la Presidencia de su país y que está dando ejemplo de valentía, de arrojo, de pensar en su Venezuela natal antes que en ninguna otra consideración.
María Corina recorre una vez más las calles, los barrios de su Caracas y de todos los rincones de su país, y mucha gente la sigue, la vitorea en las calles, la anima a no cejar en su empeño. Cuando muchos se han cruzado de brazos o han abandonado el país, ella continúa en su lucha sin descanso.
Conocí a María Corina hace ya algunos años, durante uno de los múltiples viajes que realicé a Venezuela; fui a su pequeña oficina acompañada de una muy querida amiga. Tenía ganas de conocer a esa mujer y de decirle unas palabras de aliento y manifestarle mi admiración por su trabajo político.
Tuvimos que esperarle por unos breves minutos, la vimos llegar en su motoneta, sin aspavientos, como una ciudadana más moviéndose por entre el pesado tráfico de la capital de los venezolanos, con su enorme sonrisa y sus cabellos largos, hablando sin cesar de la dura situación de su país, del éxodo imparable, de tantas esperanzas truncas, pero, al mismo tiempo, de su decisión de continuar luchando porque Venezuela pudiera salir de la situación en la que se encontraba, en la que se encuentra.
María Corina tiene agallas y conoce su realidad, sabe que la lucha es durísima, que enfrenta a enemigos poderosos, que son los mismos enemigos que tiene el pueblo venezolano, está consciente de los peligros, pero sabe que no puede dejar de encarnar esa esperanza que muchos de sus compatriotas han depositado en ella.
Aspiramos a que María Corina Machado gane las elecciones, sea la Presidenta que Venezuela merece y conduzca a su país por caminos diferentes a los que ha sido conducido en las últimas décadas, hacemos votos por ello y la animamos en su carrera y en su decisión.