He recolectado de la finca de las pesadillas una funda de mangos verdes “mal hechos”, de sabor ácido para mandárselos con apuro a Rafael para que lo acompañen en estos momentos amargos que esta enfrenta. Se los voy a enviar vía lechuzas, en vuelo directo sin escalas y he obligado a los demonios a que se los entregue en sus manos, para que funda en mano puedo elegir al que quiera, pelarlo como expiación de los pecados y saboree uno; lo parta en dos o en tres o en cinco pedazos y coma ahora lo que los ecuatorianos comimos durante diez años de dictadura civil, en que se violaron muchas veces nuestras garantías y derechos humanos y constitucionales.
La amargura del poder en la soledad del poder. “¿Quién conmigo ahora?”, se pregunta el poderoso ante el espejo de la vida, cuando la vida le muestra a través de la ironía, que el poder usado con ambición desmedida y brutal al final nos despoja de todo, convirtiéndonos en títeres del pasado, de lo que fuimos y que tanto nos duele haber perdido. Acosado, acusado, envejecido, turbulento, señalado, buscado. ¿Quiénes siguen al expresidente? No lo sigue nadie. Lo sigue La Verdad. La verdad implacable, honesta, directa, sanadora, salvadora. En algún momento la verdad iba a aparecer y apareció.
Todos los excesos y abusos en los que se rebosó el gobierno de Correa lo están llevando a que el estado de derecho implante justicia. Las acusaciones que agobia al gobierno anterior están sustentadas en derecho. La resolución de la jueza Camacho es clamor popular: El secuestro de Balda fue orquestado desde el poder y debe ser sancionado. Además todos los acusados deben pagar por los ilícitos y devolver lo robado.
Volvemos a los mangos. ¿Cómo podrá sostener Correa tan graves y grandes acusaciones? La amargura no está en los mangos, los puedes dejar madurar y te sabrán sabrosos; esta es nuestra hora de la verdad, para que nunca más estos proyectos autoritarios se establezcan, nunca más en nuestra Democracia. (O)